In memoriam
Hace 20 años entrevistamos a don
Ezequiel Gutiérrez y la entrevista se publicó
en el libro “Como les iba diciendo”. Esto es lo que se dijo:
“Casi todos en Tepatitlán saben quién es don Ezequiel Gutiérrez Martín, un empresario próspero y muy trabajador, hábil para los negocios, pero sobre todo un hombre bondadoso que ayuda a escuelas, asilos, orfelinatos, a la Iglesia y en general a quien lo necesita, pero pocos saben que además de todo eso es el Comandante Ezequiel, que tiene bajo su mando a tres escuadrones de rurales, de unos 120 hombre cada uno, que sólo obedecen a la Secretaría de la Defensa Nacional.
No son policías, es un cuerpo paramilitar llamado las Defensas Rurales que funciona en todo el país, y cuyo jefe en Jalisco es el general Ramón Orozco Muñiz, con sede en Ocotlán, quien les da órdenes a 12 comandantes de otros tantos escuadrones, que están integrados en tres grupos, y los otros tres son los comandantes que coordinan a estos grupos. Uno de estos tres comandantes es don Ezequiel Gutiérrez.
La siguiente es la estructura de la Defensa Rural en Jalisco: cada uno de los tres grupos está integrado por tres escuadrones, cada escuadrón por nueve pelotones, y cada pelotón por diez rurales y un comandante, más los comandantes de cada escuadrón y sus ayudantes, unas 120 personas por escuadrón.
Cada ocho días reciben adiestramiento, en el caso de Los Altos en el campo de tiro se San Juan de los Lagos, en el Deportivo de San Ignacio Cerro Gordo, o en Lagos de Moreno; y cada 15 días realizan recorridos de vigilancia, por pelotones y uniformados de azul, portando su mosquetón de cargo que les asigna la Secretaría de la Defensa, y detectan así plantíos de marihuana, abigeato y a delincuentes en general.
Los comandantes están autorizados a portar armas, del tipo que sean y aunque no estén en servicio, los rurales de tropa no, excepto su mosquetón durante los recorridos de vigilancia o en comisión, pero en realidad muchos de ellos cargan alguna pistola, bien oculta, sin hacer ostentación, y la Sedena es tolerante en este sentido, si se las quita alguna corporación policiaca, su comandante las recupera, siempre y cuando se porten bien y no se metan en problemas, es lo único que reciben a cambio por su servicio, consideraciones por parte del gobierno.
"Los que se dan de alta como rurales -dice el comandante Ezequiel- son gente a la que le gustan las armas, o que necesitan las armas, pero tienen que ser gente honesta, que se porte bien, de lo contrario no tienen cabida en la Defensa Rural, con frecuencia se da de baja a algunos que no reúnen los requisitos".
La labor principal de los rurales es vigilar, pero también realizan detenciones si el caso lo amerita, "sólo que agarremos a algunos delincuentes en infraganti, o si nos comisiona el Ejército para hacerlo; de lo contrario sólo vigilamos y reportamos el delito a la autoridad".
Por discreción, don Ezequiel prefiere no dar detalles de las acciones en que han participado los rurales, "hemos detectado plantíos de hierba, fechas y lugares no le puedo dar porque no estoy autorizado para hacerlo".
¿Han tenido algún enfrentamiento con delincuentes?
"No, no le atoran, más bien corren, como saben que dependemos directamente de la Defensa Nacional, no quieren saber nada con el Ejército y le corren. Se han dado casos de rurales que se matan entre sí, pero esto no ha tenido nada que ver con el servicio, lo han hecho como particulares, como civiles, esa es la clase de gente que no quiere la Defensa Nacional".
Para darse de alta como Rural hay que tener menos de 50 años de edad, pero de ahí para adelante lo pueden ser el tiempo que quieran, don Ezequiel tiene 68 años y sigue siendo rural, "siempre me gustó trabajar para el gobierno, en México trabajaba yo con la Policía Judicial desde 1958, y al venirme para acá (a Tepatitlán) y perder el contacto que tenía con mis amistades allá, decidí meterme de rural".
Ahora es Rural de Primera, Comandante del Primer Grupo, del Décimo Cuerpo de Caballería, y ha aprendido mucho. "El general Ramón Orozco -comandante general de los Rurales de Jalisco, con sede en Ocotlán- es para nosotros como un padre -dice el entrevistado-, siempre nos está guiando y aconsejando, es como un sacerdote en la milicia, un hombre muy honesto que nos ha enseñado mucho".
"No me creo rico, pero no soy
menos que los ricos de Tepa"
A don Ezequiel Gutiérrez no le gusta hablar de su filantropía, "me gustaría que de eso no dijera nada", dijo, pero su generosidad es tan ampliamente conocida que no la podemos dejar de mencionar.
Todos los días llegan a su casa personas, representantes de instituciones y grupos en busca de ayuda, y nadie se va con las manos vacías, mes tras mes hace aportaciones para asilos de ancianos, orfelinatos, escuelas, templos, todo mundo busca su ayuda.
En lo que transcurría la entrevista llegaron seis o siete personas que esperaban en la sala de su casa para recibir alguna ayuda, y cada ocho días cientos de ancianos reciben su "domingo" de don Ezequiel.
Le preguntamos por qué lo hace, "porque Dios me ha ayudado y quiero ayudar a los demás, si Dios me da debo dar". Y porque cuando era joven pasó privaciones.
Su familia, su padre no era pobre, pero no le dio comodidades al joven Ezequiel, él tuvo que valerse por sí mismo, "dormía yo en el suelo, en un petate cuando empecé, no me dejaban dormir los grillos, así que sé perfectamente lo que es la pobreza".
¿Es usted rico ahora?.
"No soy menos que los ricos de Tepa, pero no me creo rico ni mucho menos, tengo algunas tierras y gallinas, pero nada más, con que tenga yo para ayudarle a quien lo necesita con eso me basta".
Don Ezequiel y su esposa Agapita Martín tienen diez hijos, cinco hombres y otras tantas mujeres, a todos los ha impulsado su padre, todos tienen su propio negocio que él les ayudó a iniciar, él ya cumplió, y a sus 68 años de edad, un poco enfermo, aún no está listo para morir. Nadie está listo para morir.
Y nadie quiere que se muera, por el contrario, ojalá y viviera cien años más, para que siga ayudando a los que menos tienen. Es un hombre fuerte, se levanta a la 4 de la mañana, se baña, se rasura y se va a misa, y antes de la 8:00 ya anda revisando las granjas, luego regresa a atender a la gente. No para, el trabajo es la mejor terapia para superar el problema de salud que le aqueja.
Así es don Ezequiel Gutiérrez Martín, todo un personaje en Teptitlán y en la región de Los Altos, al que la gente conoce por bondadoso, pero que es además Rural de Primera, y Comandante del Primer Grupo del Décimo Cuerpo de Caballería de las Defensas Rurales, que le sirve así a su patria, que le ayuda así a su gente y que, por lo demás, se encomienda -dice- a la Virgen Santísima y a Cristo, y que sea lo que Dios quiera”.
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