Tepatitlán en el Tiempo

La compra del huevo

Por Juan Flores García

Allá por los años 30, cuando tenía uno las gallinas en la casa y abundaba el maíz blanco y el amarillo, que era el que se daba de comer a los animales, se empezaron a ver en Tepa a los primeros comerciantes que se ponían y por muchos años lo hicieron en la esquina de Lerdo cuando estaba en la zapatería Cristal en la compra y venta de animales de corral. Otro en la calle cerrada, Juárez y Madero, y otros más en la esquina de Galeana y Zaragoza. En el Puente de Palo por la calle de los naranjitos y por el pozo prieto y otros lugares, que nuestros amigos lectores recordarán. En todas ellas se llevaba a cabo cada domingo la compra-venta de aves y de huevos y que era cuando los señores venían por todos los puentes. Entraban y llegaban con su quiligua cargada de huevos y las gallinas colgando, así como los pollos.
En aquel tiempo todavía muchos señores del rancho, muchos, usaban el calzón de manta y al llegar y entrar a Tepa, que el presidente municipal ordenó que lo usaran, así que al llegar se lo ponían. Así, mañaneros, empezaban a llegar a vender sus productos que traían acomodado empacado con zacate para que no se quebraran. Y comenzaba el conteo de huevos, gallinas y los pollos al tanteo o pesadas en aquellas básculas. Antes de tratar por las gallinas, las revisaban que no estuvieran enfermas, hecho esto, se soltaban aquellos pesos de plata de 0.720 con su preciosa águila con sus alas extendidas. ¡Qué tiempos! (Ahora puros tepalcates de moneda). Estamos tan adelantados que un jovencito, el otro día, menciona esto mismo haciendo comparación del valor de la moneda, si estamos en los tiempos de las calculadoras. Aquellos hombres que comerciaban estas cosas, buenos que eran para sacar las cuentas a memoria y con el lápiz. Ándale, que buenos para hacer las cuentas.
Aurelio Jiménez "el hombre de la fregada" (hijo), de carácter alegre, bondadoso, amigo del pobre y del desvalido, pero no faltaban tipos ventajosos que abusaban de su favor y lo fregaban. Todos sus hijos lo imitaron, pero sobre todo su hija Florentina "Tina". La incansable mujer salió en amor al prójimo, en entregar su vida para ayudar al desposeído a esos seres que les falta de todo un mucho. Así, todos los señores que iniciaron el negocio de la compra-venta de huevo y de gallina viven prósperamente. Don Ramón (Román) que compraba allá abajo del tabachín en la esquina del Puente de Palo, don Agripín Martín, don Alfredo Casillas, don Jesús Franco y otros, lo mandaban a Guadalajara para su venta. Don Aurelio en su camioneta de redilas. Tiempo después Baudelio Muñoz y J. Guadalupe Guzmán también negociaban y don Jesús Franco, por la calle Lerdo.
Así orgullosamente, todos formaron el negocio del huevo, que primero lo distribuían en Guadalajara en los mercados y en Tlaquepaque. Hoy, gracias al arrojo de estos caballeros, la avicultura organizada produce miles de toneladas de huevo, pero seguimos recordando aquello, porque así fue Tepa en el tiempo.

Publicar un comentario

0 Comentarios