El sacerdote, seguidor de Jesús en la castidad, obediencia y pobreza


Por Oscar Maldonado Villalpando

El lunes 19 de mayo de 2008, la reunión del decanato 8 fue en San Julián, a las 11 de la mañana. El estudio fue coordinado por el P. Pedro Martín vicario de San José de los Reynoso. Este es un deber de actualización o formación permanente para los sacerdotes. Cada semana, durante todo el año se cumple con este programa.
Esto veía el esquema de estudio:

La pobreza y el sacerdote

La pobreza en el Nuevo Testamento.

Cristo, siendo rico, se hizo pobre por nosotros. IICo. 8,9. Las personas que se acercan a Jesús son llamadas a seguirlo en la pobreza.

La pobreza y la salvación personal

El Evangelio habla de los peligros de la riqueza y elogia la pobreza en las bienaventuranzas. Lc. 6,24. El Reino de los cielos es para quienes permanecen vacíos, abiertos, disponibles para Dios. Tener bienes es algo positivo. Lo malo es que se les llega a idolatrar. Los bienes deben ser instrumentos para algo más grande, el amor. Cristo propone liberarse de los bienes para servir a Dios sin ataduras.

Al entrar a la Iglesia han de desprenderse de la riqueza. Hch. 2,44. 4,34.

Pobreza y discipulado especial

Una vocación especial es la del apóstol o discípulo de Jesús. No debe llevar nada consigo, ni dinero ni pan ni calzado Lc. 9. Is. 10,1.
1.- En la pobreza del discípulo está en juego la credibilidad de la proclamación del reino de Dios.
2.- La pobreza del discípulo y del apóstol es signo visible del contenido del mensaje. La pobreza es “sacramento” La salvación se propone no solo con palabras sino con la vida.
3.- La pobreza manifiesta el amor a los demás. Sólo el que es pobre puede ser amigo de los pobres, de los insignificantes, de los marginados.
El sacerdote debe ser el primero en practicar las bienaventuranzas. Los pobres ¿son los preferidos? El preferir a los ricos pone en entredicho al evangelio, como nos dice Santiago 2,2. Ahí se decide si la pobreza según el evangelio es una palabra vacía o está viviéndose verdaderamente. ¿Cómo nos comportamos con Lázaro, sigue recibiendo sólo las migajas de nuestra mesa?

Ciertamente en un mundo consumista hay muchas necesidades y es difícil discernir. Un buen criterio es que cuando queramos adquirir algo reservemos una cantidad equivalente para los pobres. ¿El sacerdote ha de buscar toda clase de seguridades, estar a cubierto de todo peligro? “Siendo rico se hizo pobre para enriquecernos con su pobreza 2Co. 8,9.

El celibato, la obediencia y la pobreza cristalizan una forma de vida que quiere ir por el camino del seguimiento de Jesús. A fin de que haya unidad entre la misión y la vida, entre el ministerio y la existencia. “Pon tu vida bajo el misterio de la cruz”, se le pide al sacerdote en la ordenación.

El sacerdote tiene la valentía de trasmitir con su palabra y con su forma de vida la palabra “extraña y sorprendente” acerca de la cruz.

La muerte de Cristo da la vida, igual la del apóstol. La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos, se aplica al sacerdote por su renuncia en castidad, pobreza y obediencia. Solamente siendo hombre de Dios y discípulo de Cristo podrá el sacerdote ejercer su misión ministerial con credibilidad y de modo fructífero.

No está mal que el pueblo cristiano esté al tanto de lo que se pide, de lo que debe ser. Sólo así cobra sentido el ministerio y presencia del sacerdote en cada comunidad. NO es lo principal la organización, la economía, el hacer templos. Está primero seguir a Jesús, ser misionero como dice el documento de Aparecida.

Una atención muy amable de los sacerdotes y fieles encargados del servicio, ya que a las dos de la tarde ser sirvió una exquisita comida en el curato. La asistencia no fue muy numerosa pues es sabido de cambios recientes en San Diego de Alejandría, Unión de San Antonio, San Julián.

Pero, no por eso son menos importantes o trascendentes estos contenidos.

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1 Comentarios

  1. Claro que cuando nos damos cuenta de que los obispos cubren, protegen y solapan a los curas pederastas nos queda un mal sabor de boca por la hipocresía del sermón.

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