Por Juan Flores García
En esta calle que se llama Samartín, orgullo de esta amabilísima ciudad, viven en sus originales casas algunas familias que en desparpajo hay todavía. Al comienzo de esta calle desde la plaza para arriba, queda en pie aunque ya no completa porque la modificaron, para poner un negocio de esos que antes no había, una casa que fue fincada para habitación y desde luego que también en su esquina tuvo su tienda en la que primero vendía de todo su dueño, don Lucas González Rubio.
Este hombre de risa barata y fuerte carcajada y bien ruidosa, que no dejamos de mencionar todas las veces que se necesita. Esa casa mira al puritito centro, a la parroquia, al que fuera el curato y a la plaza de armas. Junto a ella estaba la finca de Rafael González, por la calle Esparza.
En cuanto faltó la familia de don Lucas fue ocupada por don Jesusito González con su familia hasta que faltó y se nos fue a la Gloria de Dios. Enseguida para arriba, la finca donde estuvo el cine Samartín, después la Secundaria José Cornejo y actualmente la Casa de la Cultura. Cómo hemos visto caer aquello que con aquel gusto de ese tiempo fue fincado.
Brincando la calle por la misma acera otra casa que ya está rabona, le falta la esquina, donde hoy es una finca moderna, en ella vivió la familia Martín y luego desde hace mas de 50 años la ocupa el Consejo de Caballeros de Colón. En frente, se borró la casa de José González Aceves (QEPD), construyendo un nuevo edificio. Al lado se levantó recientemente un edificio nuevo donde estuvo por mucho tiempo la casa Bertha propiedad de la Sra. Alidia Barba y su esposo don Leopoldo.
Enseguida la casa de Víctor Franco y luego la de don Jesús Barba el del puro. La casa donde vivió Leopoldo Gómez y también vecino Cristóbal Barba y ahora Andrés González; la casa del Cine México, que ya no es de don Pío Cornejo.
Por la acera de enfrente, enseguida de la de Caballeros de Colón, la casa de Salvador Navarro y su familia donde vivió su mamá doña María Raquel, honorable y piadosa dama que con caridad y amor, recogió y tuvo velación el cuerpo del Santo Mártir Señor Cura Tranquilino Ubiarco. ¡Cómo olvidar la virtud de tan distinguida dama! Enseguida la casa de don Ramón de Anda. La casa de las señoritas Ruiz que atendían a niños pequeños como los del kínder. Doña Filiberta Martín. La casa que habita desde hace muchísimos años nuestro amigo Chencho Franco. En la esquina tuvo tienda de abarrotes don Camilo de Loza.
Pasando la calle Juan Franco Palao y su familia y don Jesús de Loza, miembros de esas honorables familias que quedan para dar testimonio de este relato. Al lado de esta familia en la que habita la familia de nuestro bien recordado amigo Elías González. En la casa donde nació nuestro ilustre y famoso torero José González Carnicerito, que hace esquina con la calle Madero, vivió don Ruperto y su esposa. Pasando la calle está esa casa de dos pisos con su nicho, que fue de don Telésforo Pérez y vivió allí con su familia.
La familia de las señoritas Ortega y las señoritas Cortés, Pachita y Micaela. Por esa calle desde hace muchísimos años habitó también el Doctor Juan Manuel Martín del Campo y ahora su familia. Simón de la Torre, La familia de la Torre, Vidala Juvenal y sus hermanos Juvenal, Pedro, Juan y Salvador, Adrián Gómez y la familia de don Pedro Ibarra también vivían por esa calle.
Don Juan María Pozos, Tula Gómez y Magdalena. En frente, Leandro, Miguel Medina, Camilo Gómez y Sixta, la que se murió dos veces, porque ya que habían dicho que estaba muerta, se levantó y ya nos imaginamos el susto que la gente se llevó.
La casa de Francisco de la Torre y su familia, abajo vivió Demetrio Gómez.
Don Claro Padilla, Pantaleón Muñoz. La otra cuadra, en la esquina don Magdaleno y doña Agapita que tan buena cena nos hacían y él vendía aquellos sabrosos tamales a la salida del cine Samartín. Luego aquel famoso molino de Julio Pereda.
Luego la Familia Ríos, en frente los De Loa, Avelina y Pancho que eran del rancho de los Alacates. La casa de Polo Gómez. Luego aquella casota donde estaba el nogal donde es hoy un hospital.
Don Nacho Cervantes, Serapio Cornejo y su familia de la que ya queda un pedacito que habitó Chuy Cornejo. Luego la casa que era de un señor dulcero, enseguida Narciso Pérez, José Claudio Plasencia y su familia en la esquina la casa de don Tanilo.
En estas cuadras había muchos jóvenes, hombres y mujeres que formaban una palomilla muy alegre, que le llamaban la faramalla, que tanto andaban en fiestas de la iglesia, como en paseos y en la celebración de cumpleaños, ordenadamente. Los jóvenes Ibarra, Simón, Jesús, José, Chepa y Quica. Las hermanas Torres Gasca, Chuy Ríos y sus hermanos. Carmen Padilla y Lupe, Daniel Esteban. Los cuidaba Micaela, esposa de Eduwiges el zapatero.
Esta es la historia de esta calle de Samartín que con nostalgia recordamos, y por eso decimos que así fue Tepa en el tiempo.
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