Nuevo ciclo escolar

Por Leonel Ortega Rúa

“El futuro pertenece a quienes creen en la belleza de sus sueños” (Eleanor Roosevelt).

Estamos iniciando un nuevo ciclo escolar en el cual estamos poniendo nuestras esperanzas como educadores y como padres de familia. Ya desde este lunes 11 de agosto, algunas preparatorias han abierto sus puertas desde muy temprano para recibir, los rostros alegres y somnolientos de los chicos que se alegran con el reencuentro con los compañeros y amigos.

Tal vez sea una buena oportunidad para que los que nos dedicamos al asunto de coadyuvar en la formación integral de los chicos que pasan por nuestras aulas, reflexionemos si realmente estamos siendo eficientes en eso que nos proponemos. ¿Qué tipo de valores y de actitudes estamos transmitiendo a los jóvenes, que ya desde ahora están diseñando su propio proyecto de vida?

Hemos escuchado en distintos foros, que la mentalidad de los chicos estudiantes de ahora, es mediocre. Que viven bajo los criterios y la dinámica de lo que se denomina como la cultura light, la cual se caracteriza, por exigir lo máximo con el mínimo esfuerzo. Nuestros estudiantes de ahora, tienen poca o casi nula tolerancia ante el fracaso, porque no lo ven como una oportunidad para seguir creciendo, sino que más bien, los deprime y les baja mucho el autoestima, ya de por sí disminuida y maltratada por la publicidad y la mercadotecnia de nuestro mundo.

En este sentido, algunos padres de familia se sienten en el límite de la tolerancia. No encuentran más argumentos que les permitan ser creíbles ante unos hijos cada vez más exigentes. ¿Cómo hacer equipo entonces entre los padres de familia y las instituciones educativas, para coadyuvar significativamente en el diseño del proyecto de vida, de nuestros estudiantes?

Pienso que el mundo en el que nos está tocando vivir y hacer historia, exige una postura bien definida en el tipo de educación que buscamos para los chicos de nuestra ciudad. Básicamente, existen dos tipos de actitud mental, pero sólo una lleva al éxito y, por ende, a la felicidad.

La actitud mental más común entre nuestra gente, es la del mínimo esfuerzo, aquella que me lleva a no esforzarme mucho; es la mentalidad de los que buscan el éxito y la felicidad, sin tener que enfrentar muchas broncas o retos que signifiquen dedicarle más tiempo del que ordinariamente dedicamos a la resolución de problemas.

La actitud mental positiva es aquella que ve en los problemas un reto más para ser exitoso. Es la que me permite trabajar con entusiasmo, a pesar de que no se tiene la claridad suficiente, ni la certeza absoluta, de que las decisiones tomadas son garantía única de éxito. Más bien, nos lleva aventurarnos por senderos desconocidos, porque se tiene la conciencia de que camino se hace al andar. Por eso lo mejor y lo más excitante, es diseñar tu propio proyecto de vida, aún cuando no haya otros que han caminado por allí.

A nuestros hijos y a los alumnos que recibimos en nuestras Instituciones educativas, hay que enseñarles que el verdadero éxito, el que realmente proporciona la felicidad que no perece tan fácilmente, se alcanza con el esfuerzo, la dedicación, el hábito y el alto sentido de responsabilidad. No se es mejor por no cometer errores, sino más bien porque se sabe trabajar con ellos.

Mis mejores deseos para todos los chicos estudiantes y para los padres de familia, que siguen confiando esta noble tarea de educar a las Instituciones educativas que se encuentran en Lagos de Moreno.

Les invito a todos los padres de familia a que se comprometan en serio con la educación integral de sus hijos, les recuerdo que no es sólo responsabilidad de los colegios. La mejor educación es la que se transmite en el hogar, las instituciones educativas, sólo queremos ayudar en esta hermosa tarea de formar personas, pero jamás supliremos lo que por derecho divino les corresponde.

Ojala que crezcamos en esa conciencia, para que nuestros estudiantes se vean beneficiados por las decisiones bien tomadas, de nosotros como padres de familia y como educadores. Nuestra responsabilidad como padres de familia no termina con el pago de inscripción y de colegiatura, ni siquiera con la compra de uniformes y de útiles escolares. Esto apenas es el comienzo de toda una aventura por el recorrido del ciclo escolar, con todo tipo de experiencias de éxito y de fracaso, pero al fin y al cabo, todas cargadas de aprendizajes significativos, para los chicos y para nosotros.

Recuerden que soy Leonel Ortega Rúa, espero sus comentarios y críticas a leonel.ortega@univa.mx

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