Ser abuelo no es sólo motivo para festejar un día, pero ellos se merecen que exista el Día del Abuelo.
Blanca Márquez Rascón
¿Cuál será el motivo de celebración que estos adultos mayores tuvieron el jueves 28 de agosto con un desfile organizado por el DIF Tepatitlán por las principales calles de Tepatitlán?
¿Será acaso que la edad y las enfermedades les han arrebatado la fortaleza? ¿El olvido de sus hijos? o ¿que las calles, para algunos, o el asilo, para otros, es el lugar donde esperan sus últimos días?
Ser abuelo no es sólo motivo para festejar un día.
A la luz de la enseñanza bíblica, la vejez se presenta como un "tiempo favorable" para la culminación de la existencia humana, permitiéndole de este modo comprender mejor el sentido de la vida y alcanzar la "sabiduría del corazón".
Y es que los abuelos deben de ser recordados y festejados al igual como lo hacemos con las madres y los padres, pues sus arrugas son parte de sus años de amor, entrega y sacrificio en la formación de sus hijos y en muchas ocasiones en la formación de sus nietos, aunque hay que señalar que no por ser abuelo es un anciano, hay abuelos jóvenes que conviven con sus nietos y sus alegrías y su corazón se lo entregan a estos pequeñines, pues como dice un pequeño escrito publicado en la revista Presencia Alteña, "Lo que pasa es que en los nietos se vuelve a amar a los hijos, y se ama más a Dios" y si los abuelos aman de esta manera a sus nietos, con mayor razón los nietos deben de amar y celebrar a los abuelos.
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