La Iglesia en América Latina se propone una nueva etapa de su historia

Por Oscar Maldonado Villalpando

Se están cumpliendo dos años de La V Conferencia General de los obispos en Brasil. El documento de Aparecida es un camino trazado para una renovación en la misión eclesial. A medio camino los representantes de los obispos dan este mensaje.

Para que Nuestros Pueblos en Cristo tengan Vida en Abundancia

1. Convocados para la Asamblea Intermedia del cuatrienio 2007 - 2011 en Managua, Nicaragua, los Obispos representantes de las 22 Conferencias Episcopales de América Latina y el Caribe, dentro del hermoso y consolador tiempo de la Pascua, hemos orado y reflexionado juntos del 12 al 15 de mayo, y hemos experimentado la comunión y el espíritu fraterno que nos ha hecho recordar el ambiente vivido en la Quinta Conferencia General celebrada hace dos años en Aparecida.

3. Hemos considerado y valorado el camino recorrido desde nuestra última Asamblea, constatando y dando gracias a Dios Padre por seguir derramando su Espíritu Santificador en nuestras Iglesias particulares, prolongando el renovado Pentecostés que experimentamos en Aparecida.

4. Somos conscientes de las dificultades y las resistencias que implica la renovación de las estructuras eclesiales para que sean misioneras, y la formación de los agentes de pastoral (presbíteros, consagrados y laicos) para que sean discípulos misioneros. Pero reconocemos que la conversión pastoral está calando y nuestras Iglesias están respondiendo. El llamado firme que hizo Aparecida para realizar la Misión Continental está fructificando.

8. También hemos constatado que la intensidad de la Misión Continental se está dando en la vida interna de la Iglesia; en cambio, es todavía incipiente la conciencia y el compromiso de muchos fieles laicos para que también en sus ambientes de trabajo (economía, política, educación y cultura, medios de comunicación social, etc.) se conviertan en discípulos misioneros; y como tales, expliciten la conciencia de ser enviados y realicen en comunión su misión.

9. Ellos, como fieles laicos cristianos, tienen la principal responsabilidad de promover la ética como punto de referencia indispensable en una sociedad plural, y en el actual contexto de crisis global podrá así, favorecerse la permanencia de los valores del Evangelio en la cultura latinoamericana y caribeña.

10. Al compartir las realidades de nuestros países hemos constatado los desafíos del momento actual: la crisis económica global, el repunte de la pobreza en varios países, cierto desencanto de la democracia que ha llevado a la búsqueda de nuevos modelos políticos mezclados con populismo, la fragilidad de nuestros Estados para garantizar plenamente los derechos humanos, la corriente secularista que silencia valores religiosos y morales, pretendiendo relegar a la Iglesia de su responsabilidad para colaborar en una cultura centrada en la dignidad de la persona humana, garantizando la vida desde la fecundación hasta la muerte natural.

11. Hemos recordado con gratitud a Dios el aporte histórico de la Iglesia Católica al haber creado una cultura fundante con los valores del Evangelio, que ha sido el alma de nuestros pueblos y ha edificado un tejido social con identidad, fraterno, solidario y abierto más allá de sus fronteras.

12. Por eso nos duele constatar la embestida en varios de nuestros países, que arguyendo progreso y desarrollo, pretenden llevarnos a la dictadura del relativismo.

13. Hoy movidos por la respuesta pastoral al llamado de Aparecida, con renovado espíritu profético y recordando las palabras de Jesucristo: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia porque de ellos es el Reino de los Cielos. Dichosos serán Ustedes cuando los persigan, y digan contra Ustedes toda clase de calumnias por causa mía. Alégrense y regocíjense, porque será grande su recompensa en los cielos, pues así persiguieron a los profetas que vivieron antes que Ustedes (Mt 5,10-12), sentimos un compromiso mayor con nuestros hermanos en el Episcopado que han sido objeto de calumnia, de descrédito, e incluso de violencia, también con tantos otros Presbíteros, Consagrados y Fieles que de manera heroica dan su vida por el Evangelio; a todos ellos, les expresamos nuestra solidaridad y los animamos a continuar con su testimonio para manifestar que Cristo es el Señor de la Historia.

16. Que Santa María de Guadalupe, Patrona de América Latina, nos acompañe como madre, maestra y discípula ejemplar. Ven Señor Jesús, Camino, Verdad y Vida. Managua, 15 de mayo de 2009

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