Macabrones

Macabrones

Por: Ramón Muñoz de Loza
No puedo regresar, porque en realidad nunca me fui

¿Por qué, después de las elecciones federales (y locales en Jalisco) nos dan a conocer que los gobiernos están en crisis? ¿Hubiera sido diferente el resultado si la noticia la dieran a conocer entre marzo y junio? Los candidatos perdedores podrán a partir del año entrante tener material para atizarle leña a los gobiernos entrantes si acaso no arrancan con obras y servicios que la gente espera.

La crisis económica está provocando estragos nunca vistos en México, pues ahora son los políticos, los funcionarios, los que tienen que “apretarse el cinturón”, ante las bajas participaciones federales o estatales que les llegaban a sus chequeras municipales.

Aunque el pueblo –ese imaginario colectivo donde cabemos todos- venía sintiendo los estragos económicos desde hace tiempo, a nadie le importó sino hasta que en las tesorerías municipales (por ejemplo de Jalisco) les llegó menos dinero para gastar, como se acostumbraron en los 30 meses anteriores.

No es que apenas haya crisis, no. Lo que pasa es que la comodidad de cobrar impuestos y destinarlos al pago de sueldos de la burocracia hizo perder a algunos funcionarios de vista el horizonte real. Hubo quienes se frotaron las manos pensando en sus propios escenarios: un puesto para los siguientes tres años, un beneficio familiar por obras o servicios, un aplauso público por la maquinaria o la patrulla. ¿Y el futuro?, ¿Y el pueblo? –“Ahí mañana…”.

Hace unos 18 meses, el presidente del Banco de México anunciaba en Guadalajara un panorama complicado para el país. Nadie o casi nadie le creyó.

Hace dos años que nuestros paisanos en Estados Unidos se quedaron sin casa y sin empleo. Acá nadie o casi nadie la creyó.

Vinieron las campañas electorales y, más que oir propuestas, vimos y escuchamos denostaciones y pataleos internos, de unos y de otros. Todos los candidatos estaban más preocupados por las broncas internas de sus respectivos partidos que por las propuestas. Así el PRI corrió a su dirigente estatal por manosear las planillas. El PAN se perdió entre los grupos emilistas o paquistas. El PRD no supo si ser pejista o chuchista. De los otros… mejor ni hablamos.

Se viene ya la conformación de la Cámara de Diputados y el tema más importante (luego de la repartición del poder interno), es qué hacer con la economía.

Y es que la óptica es diferente para muchos hoy en día. A muchos funcionarios actuales les llegó el pánico que siente cualquier mortal por quedarse, inminentemente, sin chamba. La incertidumbre por saber de dónde sacarán el sueldo para mantener a su familia tiene más que nerviosos a varios funcionarios que, dicho sea de paso, se ocuparon por muchos años sólo por vegetar, sumarse a la bola, nadar de muertitos en ese mar de la burocracia. Para ellos no pasaba nada… hasta que les pasó; como siempre pasa a los distraídos, a los soberbios.

Insisto: ¿Que hubiera pasado si el gobierno federal, que ya sabía que no le estaba cayendo el dinero a su bolsa, nos hubiera anunciado en mayo que recortaría las partidas para los municipios?, ¿Lo sabían los tesoreros, los alcaldes, los gobernadores?, ¿No lo quisieron decir, hasta pasada la elección?. Quisiera creer que no lo sabían.

Quisiera suponer que les cayó de sorpresa. Desearía culpar al Chupacabras, a la Gripe Norteamericana, al SIDA por todos los males que le aquejan a nuestro país. Quisiera suponer que perder el poder adquisitivo en casi el 50% en los últimos seis años es culpa de los Ovnis, del Hangar 51 o de algo que se le parezca, pero no… mi imaginación no me alcanza para ello, por eso el subconsciente me obliga a pensar que este anuncio de quiebra de gobiernos es un asunto macabro, muy macabro; de macabrones, pues.


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