Entre biónicos y moronas

+ En Xalapa las palabras son otro mundo
+ Muy groseros pero eso sí, muy cariñosos


Por Fabiola González Ontiveros

Por alguna razón cuando llegué a la ciudad creyeron que era regia, no tengo ni la menor idea de por qué si el acento no se parece nada, aunque me siguen diciendo que tengo el acento muy marcado.

Más que el acento, al principio me costaba trabajo entenderles y que ellos me entendieran a mí porque, a pesar de que hablamos el mismo idioma, los regionalismos son tantos que me quedaba con cara de “what” si me hablaban demasiado rápido.

Oía las palabras “ala” y “asu” por todos lados, y me causaban gracia pero al mismo tiempo me acordaba que la rara, la de fuera era yo, así que mejor me dedique a aprender de los demás.

Los primeros días todos se trataban tan cariñoso que me sentía ni más ni menos como bicho raro, reconozcan que en Tepa no se hablan bonito, y acá todos se hablaban de “oye nena esta, oye nena lo otro” o “no corazón mira te explico”, así muy afectivos pues, y me parecía tan extraño.

Era sólo una máscara, bueno, si son bastante cariñosos acá, pero el saludo más alegre, más sincero y con más buena vibra es una mentada de madre, o aquí les encanta pintarse mocos (hacerse una seña grosera) , a quien sea, es ya como una costumbre y el día que no se hacen eso hasta se extrañan, y dicen “y ¿ahora a este que le pasa?”

Todos se mientan la madre y son tan felices, como si nada. Mujeres a hombres, hombres a mujeres, que la primera vez que escuché a un amigo decirle a una amiga “cállate idiota” y ella le respondió “cállate tu pendejo” me infarté. A él le dije que qué groserías eran esas y a ella le pregunté que por qué se dejaba que le hablara así. Pues nada resulta que así se llevan todos por acá, son los mejores amigos y la única que se escandaliza soy yo.

Depende de la cultura de cada lugar, obviamente no es lo mismo allá en Jalisco que acá en Veracruz, y eso que vivo en un lugar donde no hablan tan feo, porque si se acerca usted un poquito más a la costa…

Aparte de eso hay, que aprender nuevas palabras o usar otras que no les encuentras sentido. Les contaré varios ejemplos: no sé qué día llegué a la cafetería de la escuela y al llegar a la caja por fin, después de una fila muy larga, le dije “me da un biónico por favor” y me miró de una manera tan fea… solamente me dijo “¿un qué?” por suerte iba conmigo una amiga así que le dijo que lo que yo quería era un preparado de fruta y yogurth.

En otra ocasión estaba comiendo galletas y algo les dije a mis amigas de las morusas, otra vez… ¿las queeee? ¡Ah te refieres a las moronas!

“¿Alguien tiene un borrador?” El profesor se extrañó tanto de que pidiera uno, no se explicó para qué lo quería (pues para qué iba a ser sino para borrar) pero resulta que el borrador aquí es el del pizarrón, y lo que ellos me dijeron que yo pedía era una goma. Ya sé que así también se les dice, pero ¿por lógica no es más fácil pedir un borrador que una goma? El borrador borra y la goma ¿gomea? Ni idea, tendré que consultarlo con Armando Hoyos en el facebook.

“Es que hoy andas muy perrucho” y por alguna razón se imaginaron que era un peluche, tuve que explicarles que era andar de peleonero. “Que el compañero llegó bien mulo” nuevamente explicarles que “llegó muy enojado”.

Que las plumas jaliscienses son los lapiceros, si dices pluma te entienden una herramienta más acá como de tinta china o más especial.

Que si pides una hamburguesa con queso blanco no saben qué hacer, hasta que les dices, bueno… queso de hebra, pues; aunque en eso si tienen razón debido a que la mayoría de los quesos son blancos.

Que aquí si algo está sucio está “poshko” ni siquiera sé cómo se escribe eso, en mi vida lo había escuchado y tampoco me suena a nada en español.

Y de la comida ya les contaré después, porque ahí también es un desmadre, les encanta andar inventando cuanta cochinada se puede pero resulta que muchas de esas cochinadas al final de cuentas tienen muy buen sabor.

En fin, es todo un trabalenguas tanto para hablar y que te entiendan como para que te hablen y les entiendas, pero aún así es muy divertido escuchar estas cosas todos los días y ya si un día regreso a Tepa diciendo: “aaah la madre es que no me gustó el preparado porque la señora creo que tenía las manos poshkas y luego tenía como moronas de algún cereal, además que se me cayó encima de los apuntes que hice con el lapicero y la goma no lo pudo borrar” no se vayan a sorprender…

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