+ La mitad gritó y la otra suspiró + Y yo que ni en el mundo lo hacía
Fabiola González Ontiveros.- El pasado martes se presentó en Tepa la obra “Un amante a tu medida”. No tenía yo planeado prestarle atención, pero como dice el dicho “uno propone, Dios dispone, llega el diablo mete la cola y todo lo descompone.
Planeaba salirles hoy con algún cuento del año que se nos fue, de los propósitos de año nuevo o algo del 2010 pero me falló.
El lunes en la noche me sorprendió mi hermana con dos boletos para esta obra, de la que ya había visto yo los carteles en Xalapa porque allá llegó primero, pero ni tenía dinero, ni se me antojaba. Me gusta mucho William Levy, pero aún así no me atraía comprar el boleto para verlo, porque siendo realistas más que una obra de teatro van es a ver al hombre este.
Pues bueno, me enseñó los boletos y me puse contenta, aún así me dije que no estaría tan loca como para pagar la foto con el actor, como he leído que hacen filas larguísimas las mujeres para solamente tomarse una foto con él. Decía mi hermana, “está bien que lo haga, pues tiene que hacer negocio, lo que me sorprende es que las mujeres paguen”.
Se llegó el día y ahí vamos… igual que un montón de viejas escandalosas emocionadas por William Levy. Mi hermana y yo estábamos tranquilas, ya estábamos ahí así que igual disfrutaríamos la obra, pero así bien locas y emocionadísimas pues tampoco.
Comenzó la obra y todo normal, pero en el momento en que salió el hombre ese… creo que la mitad de las mujeres gritó y la otra mitad suspiró. Yo no supe que hacer, si en la televisión me parecía guapo, en persona muchísimo más.
Aparte del actor, en conjunto la obra estaba divertida, no fue un churro como yo pensé, porque me imaginaba que sería algo chafísimo pero que el gancho era William Levy, que sí lo fue pero aparte no fue un rato de ver al carita ese y ya.
A pesar de que comenzó alrededor de media hora tarde, la gente esperó paciente, y en ese lapso me entretuve pensando que los pocos hombres que se encontraban ahí era porque eran los novios de las muchachas o los esposos de las locas argüenderas queriendo ver al cubano. Bromeaba con mi hermana al decirle que si yo fuera el esposo de alguna de ellas sólo diría: “ten, compra el boleto y ve tú” y si fuera el novio simplemente diría “ve tú”.
Fue un buen espectáculo después de todo, me divertí bastante y me olvidé del mundo durante dos horas. Fue una buena manera de casi terminar el año.
Y como hoy ya es 26, no me queda más que ahora sí desearles un feliz año nuevo a todos, ya sea con su familia o en el desmadre como se acostumbra más para esta fecha. Que no se atraganten con las uvas, pidan bien sus deseos, pero deseos reales no cosas como que se quieren sacar la lotería con el primer billete que compren o algo así. La vibra más chida para todos y que cumplan todos los propósitos que se hagan.
Ojala que el año 2010 sea un año lleno de dicha y les traiga puras cosas buenas, y aunque no nos traiga cosas exclusivamente buenas, todas las experiencias nos dejan alguna enseñanza, así que ojalá que sepamos identificar cuáles y sacarles todo el provecho para ser mejores personas.
0 Comentarios