Pórtico

Cambios ¿Que podrías hacer con 2,200 soldados?

Por Ramón Muñoz de Loza

Con el informe de sus actividades como Rectora del CUAltos, que leyó ayer ante sus invitados y algunos miembros de la comunidad universitaria, María Esther Avelar podría despedirse de Tepatitlán.

Todo indica que la abogada universitaria tiene un espacio reservado, de nuevo, en las “grandes ligas” de la Universidad de Guadalajara, de donde salió para venir a compartir con los alteños, a conocer lo fácil o lo difícil que somos los habitantes de esta zona, particularmente los de Tepa, con quienes intentó mezclarse con todo y la Institución.

Aunque los miembros de la comunidad universitaria deben tener el mejor de las evaluaciones, pues ellos vivieron a diario la mano directriz de la abogada Avelar, los tepatitlenses en general nos quedamos con esa imagen de mujer recta, inquebrantable que nos vino a mostrar.

Mujer conocedora y practicante del Derecho, con muy buenas relaciones hacia las altas esferas de la política universitaria. Reconocida en el ambiente de los abogados, afamada de inquebrantable en los conceptos de rectitud y apego a la normatividad. Esa es la figura y la imagen con la que nos quedamos los tepatitlenses que tuvimos la oportunidad de conocerle, de tratarle.

Desconocemos quién vendrá en sustitución de la abogada Avelar. Esa información es privilegio de unos cuantos, en particular en la Ciudad de Guadalajara. A los alteños sólo nos queda ser espectadores de esos nombramientos. Si acaso, los más cercanos actores que tenemos son los profesores de tiempo completo o los líderes sindicales que viven o son de aquí. El resto es historia que debemos leer de otros espacios.

Aunque las cifras y los resultados le corresponde a la licenciada María Esther darlos a conocer, y seguramente los medios de comunicación darán cuenta de ello, como lo hicieron durante todo el trienio (y lo han hecho desde la apertura del CUAltos); nos sigue quedando pendiente una asignatura del Centro Universitario con la sociedad: su vinculación, su cercanía.

Fueron muchos los esfuerzos del equipo de la Rectora por acercarse a la sociedad. Festivales, Muestras culturales, Simposios, Diplomados, reuniones, encuentros, debates. Mucha actividad intramuros, pero queda la impresión entre algunos líderes sociales que le faltó más salir a la calle. Le faltó “pueblearse” más a la Rectora. Su trabajo fue muy bien hecho, sobre todo apegado a la normatividad. Nada se hizo sin cubrir la norma, la ley, el reglamento; eso quedó claro. Pero le faltó más roce social; a lo mejor porque nos han acostumbrado los anteriores rectores a estar más cercanos a la gente del pueblo. Así lo hizo Rodolfo Gutiérrez Zermeño, quien hizo en Tepa su residencia. La Maestra Ruth Padilla no cambió su residencia, pero se le recuerda mucho entre los grupos sociales, convivía mucho con los sectores sociales. No se diga de Armando Macías, quien hasta su casa edificó en Tepatitlán. La ruta entre Tepa y Guadalajara es tan rápida como engañosa. Es tan fácil llegar de la capital a Tepa que se pasa el tiempo volando. Pero así también se va, de Tepa hacia Guadalajara.

Esperamos que no nos olvide la licenciada Avelar. Quisiéramos que ahora que conoció de cerca nuestras necesidades y nuestro potencial, se convierta ella en un agente más de cambio e impulso para la Región. Que sea una vinculadota de la zona con los poderes reales del Estado.

Si alguno de sus colaboradores queda en el CUAltos, seguros estamos que le ayudarán a dar resultados, pues sus interlocutores fueron eficaces, conocieron y se adentraron a la sociedad haciendo una muy buena representación de su nombre. Gracias Licenciada Avelar por su trabajo. Gracias por dedicar tres años de su vida a conocernos, a descubrirnos. Si le toca regresar a Guadalajara, recuérdenos. Si le toca repetir trienio, pues ojalá nos siga conociendo.

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