Dios en el corazón de la montaña

+ Santuario en Quila a
San José María Robles

Por Oscar Maldonado Villalpando

El trazo de esta peregrinación es por la carretera a Barra de Navidad, por Santa Ana Acatlán, Cocula y Tecolotlán. Allí hay que tomar hacia la derecha, a escalar la sierra, poco a poco el paraje se empieza a embellecer con un panorama prodigioso, los pinares envuelven el trayecto, las colinas cubiertas por encinos franquean la marcha. A la mistad de tal ascensión se deja escuchar el murmullo de la cascada de Santa Rosa, que suelta su cabellera al infinito. “Inmensidad, inmensidad arriba, inmensidad, inmensidad abajo”

El camino llega a la cumbre, y el bosque hace una pausa, un claro. La fe de los fieles ha levantado un hermoso santuario a San José María Robles Hurtado. Lo rodea un espléndido espacio de pasto verde y árboles estratégicamente plantados. Lugares de servicio para los visitantes. El mártir es uno de los miles de valientes de aquella época de la Cristera. Los que se quedaron, los que mostraron su fidelidad a Dios y a sus hermanos.

Este día de Santa Teresa, 15 de octubre de 2011, viene un contingente de adoradores de la parroquia del Sagrado Corazón, en la colonia Atlas. La fe se mece en un aire puro y fresco, que trae el perfume de la montaña, en aquella paz, el rumor de los pinos invita a la reflexión. El espíritu se ve liberado de sus cadenas y su rutina. Este es un lugar privilegiado de encuentro. Un pequeño arroyuelo cristalino y fresco cruza el prado.

San José María Robles Hurtado nació en Mascota, el 3 de mayo de 1888. Hijo de Antonio de Robles Mardueño y Petronila Hurtado Uribe. En 1901 ingresó al seminario de Guadalajara. En 1904 estuvo a punto de dejar el seminario al sufrir varias enfermedades; pero sus padres, con amor y energía, le hicieron recapacitar en la sublimidad de su vocación, y al practicar unos ejercicios espirituales se afianzó en su vocación. Uno de los males que lo aquejaban, eran fuertes dolores de cabeza, por vista cansada, que desaparecieron al adaptarle los lentes, que usó por el resto de su vida. Era inteligente y muy estudioso, por lo que siempre se distinguió con máximas calificaciones.

Sacerdote nuevo

Fue ordenado sacerdote el 22 de marzo de 1913 en el templo de la Soledad de Guadalajara, por el Excmo. Sr. Arzobispo Francisco Orozco y Jiménez. Sus primeros ministerios estables empezaron en Guadalajara. Fue capellán de las "Siervas de Jesús Sacramentado"

En mayo de 1914 fue enviado a su natal Mascota en vacaciones forzadas y adelantadas.

No podía regresar a Guadalajara porque había represalias contra el clero, permaneció en Mascota hasta 1916. Allí se dedicó a escribir. Su poesía es totalmente religiosa. La prensa era su arma favorita. Siendo capellán en Mascota de las religiosas del "Verbo Encarnado", y durante la celebración de la Misa, en la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús, 11 de junio de 1915, tuvo la inspiración de fundar una congregación religiosa cuyo carisma se inspiraba en el pensamiento: "Ya no verdugos, sino víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús".

En 1916 fue destinado como ministro a la parroquia de Nochistlán, Zacatecas, cuyo párroco era el Sr. Cura Román Adame (ahora Santo Mártir). Allí fue nombrado profesor del seminario auxiliar y en su ministerio dio pruebas innumerables de obediencia, piedad, laboriosidad y abnegación. Por unos cuantos días fue trasladado como ministro a Mexticacán, Jalisco, pero regresó nuevamente a Nochistlán.

El 27 de diciembre de 1918 fundó la congregación de Víctimas del Corazón Eucarístico de Jesús, después de vencer serios obstáculos y siempre con ejemplar sumisión a las autoridades eclesiásticas. Siete fueron las hermanas fundadoras.

En diciembre de 1920 fue nombrado párroco de Tecolotlán, Jalisco. Con motivo de la persecución religiosa tuvo que ocultarse desde enero de 1927, puesto que el gobierno federal le había declarado una persecución más severa desde que colocó la cruz en "La Loma", considerando este hecho como un delito. Desde la casa donde estaba escondido vigilaba, oraba y trabajaba por sus feligreses, a los que nunca quiso abandonar.

Es tomado prisionero

El 25 de junio de 1927 se disponía a celebrar la santa misa cuando llegaron los soldados y sitiaron la casa de la familia Agraz, luego entraron a catearla por orden expresa del coronel Calderón. Los soldados tomaron prisionero al Padre José María Robles y lo condujeron al cuartel de los agraristas donde pasó el resto del día y parte de la noche. Se iniciaron algunas diligencias ante los jefes militares para lograr su libertad pero fueron rechazadas hasta con groserías.

A media noche, sujeto con cuerdas, fue sacado de la cárcel y obligado a caminar rumbo a la sierra de Quila. Un soldado al notar que se le dificultaba caminar, le cedió el caballo. Al llegar a la parte más alta de la sierra, los soldados se detuvieron a los pies de un frondoso roble. El Padre José María comprendió que lo iban a ahorcar entonces libro de toda culpa a sus agresores, tomo la cuerda en sus manos, la bendijo y se la echo al cuello. Los soldados consumaron el crimen y lo bajaron. Poco tiempo después ordenando a unos arrieros que dieran aviso a la gente de la ranchería de Quila que allí estaba un ajusticiado; era la madrugada del 26 de junio de 1927.

Vinieron algunas personas de una carbonera cercana y sepultaron superficialmente el cadáver, sin reconocer que era el del Señor Cura de Tecolotlán. Al día siguiente, 27 de junio, fue llevado a Quila, donde lo velaron y le dieron sepultura.

A los altares

En vida, se distinguió por la perseverancia y constancia en superar los obstáculos, como el caso de la fundación de su congregación, pero su virtud relevante era el amor al corazón de Jesús y su deseo vehemente de salvar a los hombres. Celebraba la santa misa con mucho fervor y trataba de infundir en sus feligreses el amor a la Eucaristía. Amaba entrañablemente a la santísima virgen. Lleno de caridad para con todos se prodigaba en el confesionario y en la atención a los enfermos.

Sus compañeros lo apodaron el loco del Sagrado Corazón.

El 27 de noviembre de 1992 fue beatificado por S.S. Juan Pablo II y canonizado el 21 de mayo del año 2000.

Meta de la pregrinación

En una valla de pinos se forman los fieles para hacer su entrada al santuario, que es de forma circular. Este día 15 de octubre, ahí se celebró la Misa a las 12. Las hermanas religiosas cuidan el santuario y ofrecen servicios a los visitantes.

Luego de la reflexión en el sentido de esta peregrinación. Se visitaron las reliquias y los objetos personales del Santo, así como las fotografías de momentos importantes de su vida. Se dice que en el centro del templo estaba el roble en el cual fue sacrificado, con el tiempo se fue secando y ahora solo queda un gran roble que le llaman “el testigo” pues está a corta distancia del lugar de los hechos.

Convivencia

El paraje es propicio para la convivencia. Antes se pueden tomar los alimentos ofrecidos por las religiosas, ahora un delicioso pozole que desafía el viento fresco de la campiña. Después los peregrinos en aquellos llanos complacientes, pudieron hacer algunos divertidos juegos, brincar la cuerda, correr y reír a carcajada abierta.

Una experiencia confortante que nos fortalece y nos ubica como discípulos, para seguir las huellas en la fidelidad y coherencia de vida como este santo mártir y los otros compañeros que ofrecieron sus vidas en el tiempo de la Cristera.

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