Percepciones

+ Peña Nieto obligado a terminar con la violencia

+ Y de una vez con el estúpido horario de verano

   Tiene la gente una gran necesidad de creer en algo, por eso la mayoría cree en cualquier cosa, en lo que sea. La abandonada cree que portando un amuleto que le vendió un charlatán que sale en la tele, va a regresar el ser amado; el pobre viejo artrítico cree que sentándose en un aparato que vibra y que le menea las nalgas con rapidez, va a recuperar la movilidad de sus articulaciones; el hombre tarugo que no sabe administrar su negocio y por lo mismo quiebra y se queda en la ruina, cree que orando y entregándoles lo que le queda de dinero a unos charlatanes, estos van a lograr que pare de sufrir; bueno, la gorda tonta cree que usando unos tenis de determinada marca durante 15 minutos al día, va a bajar de peso aunque siga tragando como cerdo…

   Por eso tienen tanto éxito los charlatanes y por eso han proliferado tanto las religiones, por absurdas que parezcan sus creencias y grotescos sus preceptos; y por eso también los anuncios en la televisión ya no los venden por segundos, sino por horas, antes los comerciales duraban 15 segundos, veinte, 30 los más largos; ahora no, le televisión comercial transmite 3 minutos de noticias, de novela o de espectáculo, y a continuación repite durante media hora que usando determinada prenda le crecen las nalgas a la mujer que las tenga de cebolla, es decir, que estén para llorar, que de lejos no se sabe si va o viene; y como nunca falta la dama nadadora, la que nada por delante y nada por detrás, pues ahí están las pobres comprando lo que sea para tratar de engañar al inocente pobre amigo que las vea que están bien buenas; creen ellas que con eso resolverán el problema que consideran es la falta de atractivo en esa parte o partes de su cuerpo.

   Pero ¿a qué viene esto?, bueno, a dos cosas: Una, que la gente tiene tanta necesidad de creer que la la violencia y la delincuencia desatada por las bandas criminales se va a acabar, o por lo menos que va a disminuir, que en estos momentos se tiene la percepción de que ya disminuyó nomás porque ganó la elección presidencial Enrique Peña Nieto; y la otra, porque es tan fácil manejar la opinión y las simpatías de la gente, que le bastarían un par de medidas sencillas a Peña Nieto para ganarse el aplauso de la inmensa mayoría al inicio de su gobierno.

   Que ya disminuyó la violencia donde vivo es un hecho, pero yo quería escucharlo de la gente a ver si coincidían con mi apreciación y a ver qué más me decían al respecto, y resultó que a cuanta persona le pregunté, antes del Grito y después de las fiestas patrias: ¿cómo ve usted, está bajando la delincuencia o sigue igual? me contestó: No, ya no es lo mismo, ya sale le gente a divertirse, ya le bajaron bastante porque el gobierno y especialmente los marinos los traen jodidos, por ahí andan en las rancherías, se repliegan hacia la sierra, pero de la ciudad los han correteado, y qué bueno porque ya se sentían los dueños del pueblo… Más o menos esa fue la respuesta coincidente.

   Pero lo más sorprendente fue al preguntarles por qué, a qué creen que se deba que esté regresando la confianza y alejándose el temor. "¿Pues qué no ve -me dijeron varios- que ya ganó Peña Nieto?, ese sí va a poder con el problema, porque los chingaos priístas, que son igual de mafiosos que los malandros, sí saben cómo controlarlos. Mire usted, narcotraficantes siempre ha habido, desde que el mundo es mundo, sólo que antes los tenían bajo control, pero llegaron los panistas al poder y no supieron que hacer con ese problema, y esto se volvió un desmadre. Pero ya ve, nomás ganó Peña Nieto y ya está bajando esto…"

   Por supuesto que no tiene nada que ver el triunfo del candidato del PRI en la disminución de la violencia y la delincuencia en algunas entidades, creo yo, pero la gente tiene tanta necesidad de creer que ese flagelo va a terminar, que ya hasta ven algunos señales claras y evidencias de que ya está actuando el presidente electo en ese sentido: "Ahí tiene usted -me dijo un taxista- la detención de El Coss, ya la gente de Peña Nieto los está llamando al orden, a que dialoguen y se pongan de acuerdo para que le paren a la matanza, y como ese gûey no quiso, se rebeló, pues le dieron pa' dentro". Me aguanté la carcajada para que no se sintiera ofendido el hombre, pero su percepción y hasta su imaginación me provocaron esta reflexión.

   Enrique Peña Nieto está obligado a hacer que disminuya notablemente la violencia, la delincuencia y por lo tanto la inseguridad, porque eso, la equivocada estrategia de Felipe Calderón para combatirla, que ha provocado tantos miles y miles de muertos, fue lo que sacó al PAN de Los Pinos; y la esperanza de un cambio, de que alguien lo logre sin que siga corriendo tanta sangre, fue lo que hizo ganar al candidato del PRI. Me decía una señora dos o tres meses antes de las elecciones: "Sí, quieren que gane el PRI para que negocie con los delincuentes…" a lo que contesté: pues mire señora, a mí me vale madre que negocien hasta con el demonio si es necesario, yo lo que quiero es que esto termine, que pueda yo andar tranquilo por la calle sin temor a que me asalten o me secuestren un rato para sacarme lo que no tengo y en una de esas hasta me maten molestos porque no tengo nada que darles, lo demás me tiene sin cuidado, si un gobierno priísta va a poder terminar con esto, bienvenido.

   No está fácil, pero la gente cree firmemente que Peña Nieto sí va a poder con el problema. Y hasta me dicen, gente pensante, analistas, que este problema va a disminuir notablemente máximo en dos años, porque dentro de tres habrá elecciones intermedias, y si no hay una mejoría las va a perder el PRI, y que si pierde las intermedias (de diputados federales) va a perder también la presidencial dentro de seis años, de ahí la importancia de poder controlar a las bandas del crimen organizado como sea, a como dé lugar, si quiere el tricolor quedarse otro tiempo en la Presidencia. A ver… esa es la percepción general, con bases, o simplemente por la necesidad que tiene la gente de creer.

   Y el otro motivo de la reflexión, es que la mayoría de la gente cree tan fácilmente en algo que supone le podría beneficiar, que Peña Nieto podría tomar dos medidas fáciles, sencillas, al comenzar su gobierno, que le gustarían mucho a la gente. Una, que le diera para atrás a esa estupidez de mover los días de descanso obligatorio al día hábil más cercano al domingo, para crear puentes y fomentar así la irresponsabilidad y la flojera. Para eso bastaría un decreto anulando el anterior y diciendo, recordando: los días de descanso obligatorio son tal y tal y tal y se acabó, caigan en el día que caigan y punto.

   Y la otra medida, que todo mundo aplaudiría y que supongo -simplistamente- que no sería complicado de tomar, sería la de regresar a un solo horario durante todo el año, eso de tener dos y de estar adelantando y atrasando el reloj le parece a todo mundo un engorro, además de inútil, porque nadie ve reflejado ningún ahorro en la economía, no en la economía familiar por lo menos, que por el contrario se ve negativamente afectada cada mes con el incremento en los precios del gas y las gasolinas. Cada vez que se acerca el día en que toca el inicio del horario de verano o del otro, es una mentadera de madres para el gobierno, si Peña Nieto decidiera terminar con eso, la gente le aplaudiría y lo menos que dirían sería: ¡Mira!, éste no está orate como el par de atarantados que acaban de pasar… ¡Bravo!

   En lo que se refiere a los gobernados y a su gobierno, casi todo son percepciones y de ellas depende la imagen del gobernante, si un alcalde no puede ni con los servicios públicos básicos, indispensables, es un mal presidente municipal; y si un presidente de la República no puede proporcionarle seguridad y tranquilidad a los ciudadanos, no sirve para nada…