Revolucionarios y maricones




   En lo alto de una abrupta serranía / acampado se encontraba el regimiento / y una joven que valiente lo seguía / locamente enamorada del sargento…

   Así empieza la letra de La Adelita, una vieja canción de los tiempos de la Revolución Mexicana (y la más famosa de ese tema), que seguramente algunos de los lectores recordarán, si tienen la edad suficiente o el gusto por ese género musical.

   Bueno pues la semana que acaba de pasar vino a mi mente una parodia de esa canción que escuché hace muchos años, cuando era yo muy joven, casi adolescente, y que decía más o menos así:

   En lo alto de una sierra boliviana / acostado se encontraba el Che Guevara / y un francés que muy celoso lo seguía / locamente enamorado de Guevara. Popular entre la tropa era Debray / el francés que a Guevara idolatraba / que además de maricón era… (el resto es muy ofensivo, además de que ya ni recuerdo toda la letra).

   En ese tiempo ni sabía yo quién era Regis Debray, Ernesto Guevara sí porque hacía muy pocos años que había muerto en Bolivia, donde fue sorprendido por el ejército del dictador René Barrientos mientras intentaba extender por toda Latinoamérica la revolución que había triunfado en Cuba donde fue uno de los comandantes de Fidel Castro, lo que lo hizo muy famoso pues antes de iniciar la guerrilla en Bolivia lo intentó también en el Congo, en África donde fracasó.

   Mucho tiempo después supe que Debray era un filósofo y escritor francés que simpatizaba con la causa comunista de Castro y del Che, tanto que siguió a éste a Bolivia en su aventura guerrillera, hasta resultar finalmente y en forma indirecta el causante de la muerte de Guevara, pues al empezar los combates se asustó tanto que el Che decidió sacarlo de la zona de peligro, lo mandó con uno de sus hombres de confianza para que lo escoltara y lo pusiera a salvo, pero fueron apresados los dos y bajo tortura dieron datos que condujeron a localizar y cercar al grupo guerrillero que encabezaba Ernesto Guevara, que fue herido primero y ejecutado al día siguiente en un lugar llamado La Higuera.

   No sé si la palabra “maricón” que se empleaba en la parodia de La Adelita tenía que ver con las preferencias sexuales del escritor francés, o con el miedo que le entró cuando los primeros balazos, porque esas dos acepciones tiene la expresión, al menos popularmente, aunque la Real Academia sólo reconoce la primera, dice que “maricón” significa marica (hombre afeminado) y sodomita (hombre que comete sodomía), aunque agrega el diccionario que es un insulto también. Pero en el lenguaje popular se usa más como sinónimo de miedoso, rajón, que no le entra a los cocolazos y que si le toca uno de estos, ya sea que se lo haya ganado o no, enseguida está de chillón, o de maricón…

   ¿Y a qué viene todo eso? Bueno, me acordé de la parodia esa al ver las noticias, durante toda la semana, en el sentido de que quienes llevaron a cabo la peor agresión que haya sufrido la ciudad de México el sábado 1 de diciembre, ahora están de chillones con que los saquen de la cárcel porque fueron detenidos injusta y arbitrariamente…

   O sea que los malditos vándalos pueden ofender, insultar, agredir, destrozar, robar, saquear y tratar de matar a los policías, pero éstos no los deben detener y encerrar, porque hacerlo es atentar contra sus derechos humanos. Qué a toda madre…

   En la lógica de Andrés Manuel López Obrador, uno de los que están de chillones (después de haber sido causante indirecto de los desmanes por haber sembrado el odio durante tanto tiempo), los policías tenían que haberse dejado matar por la turba, y como no lo hicieron y reprimieron el vandalismo, debe renunciar el Secretario de Gobernación Miguel Angel Osorio Chong (que se regrese a cantar y a bailar el Gangnam Style que le sale tan bien, opina alguien en Twitter), y el nuevo jefe de la policía federal Manuel Mondragón, que tanto y tan bien le sirvió a Manuel Ebrard como secretario de Seguridad Pública en la Ciudad de México.

   Eso a pesar de que fue la policía del Distrito Federal, cuando ya no estaba bajo las órdenes de Mondragón, la que detuvo a los revolucionarios chillones, policía que dependía aún de Marcelo Ebrard.    Pero de quien haya dependido es lo de menos, hizo su trabajo, se defendió de los anarquistas y cuando pudo detuvo a algunos de ellos.

   Yo no digo que todos los detenidos sean culpables; algunos, los menos, deben ser inocentes, pero ahora resulta que todos sólo iban pasando por el lugar de los hechos, o que estaban tranquilamente desayunando tacos cuando los rodeó la policía y se los llevó, ajá.

   Al que sea inocente que lo suelten (y seguramente van a liberar a varios), pero al que la hizo que la pague, nada de amnistía ni perdón, querían ser revolucionarios… que afronten las consecuencias. No se vale ser revolucionario y maricón.

   Lo dijo el Che Guevara en su Mensaje a los Pueblos del Mundo, en el que proponía “Crear dos, tres... muchos Vietnam, es la consigna”, advirtió que la liberación no sería permitida pacíficamente y que no había que hacerse ilusiones, que se trataría de una guerra larga “en la que la represión irá buscando víctimas fáciles”.

   Debido a que los pueblos eran empujados a la lucha -dijo-, no había más remedio que prepararse para ella, advirtiendo que las oligarquías utilizarían toda la capacidad de represión, toda la capacidad de brutalidad y demagogia, y que la primera tarea sería sobrevivir y prepararse espiritualmente para resistir represiones más violentas. No dijo que anduvieran de maricones si los metían a la cárcel.

   Por qué se ensañaron tanto los anarquistas contra la ciudad de México… En el mismo mensaje del Che Guevara está la respuesta, propone ahí recurrir al odio como factor de lucha, para soportar -dice- las agresiones y poder "galvanizar el espíritu nacional", sostiene que "un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal".

   Eso fue lo que mostraron las imágenes del sábado 1 de diciembre en el centro histórico de la Ciudad de México, un odio brutal, desbocado, desatado, sin control, pero no contra un enemigo brutal, que ni armas llevaba, sino contra policías que sólo se protegían con sus escudos, y contra edificios y establecimientos como bancos, restaurantes, oficinas, monumentos, la consigna era destruir lo que encontraran a su paso…

   No todos los que están detenidos son culpables, los inocentes deben ser liberados. Para saber quiénes fueron los culpables hay muchos elementos, fotografías, videos, lo que les decomisaron, sus propias declaraciones, ya dijo alguno de ellos incluso que les pagaron y que prepararon la agresión con dos semanas de anticipación, no es difícil establecer quién debe salir y quien se debe quedar en la cárcel, ahí se les va a quitar lo maricón y van a “galvanizar su espíritu” para la próxima.

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