No conviene estar de flojos


En Estados Unidos había un entrenador de deportes que cuando algún jugadr estaba desanimado y le pedía que lo dejara en la banca sin jugar mientras los demás entrenaban, le respondía: “Por favor juegue los diez primeros minutos, y si después no tiene ganas de seguir jugando me avisa y le pongo un reemplazo”. Y sucedía que a los diez minutos al que antes estaba desanimado ya le había llegado la pasión por el juego y seguía jugando animoso…

Así sucede en muchos trabajos. Lo importante es empezar y ya vendrán el calor, el entusiasmo y el interés y seguiremos trabajando… Los que ensayan al tocar el piano dan muchas vueltas y vueltas alrededor con mucha peeza y desgano antes de sentarse ante el piano. Pero una vez que empiezan a ensayar ya sienten tal entusiasmo que les agrada seguir entrenándose en ese arte. Lo que cuesta es empeza. Y algo parecido les sucede a quienes escriben. Lo más costoso es sentarse frente a una máquina o computadora a escribir. Pero después el entusiasmo y la inspiración van llegando como por encanto. Por eso animémonos a empezar que lo demás irá viniendo. 

Sobre todo en la edad de las adolescencia, nuestros muchachos y muchachas batallan bastante para cumplir con sus tareas escolares y en todas sus obligaciones en general, por eso conviene que los papás y maestros le piden a Dios mucha paciencia para ir ayudándolos poco a poco a que venzan la pereza y el desaliento, porque la flojera es la madre de todos los vicios.

Decía el gran educador de la juventud, San Juan Bosco:

“Dejen una mente sin trabajar y el demonio se encargará de que se ocupe en lo malo”.

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