Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com
Los componentes de un hogar estaban reunidos para celebrar la Navidad o cumpleaños de Jesús y el más pequeño de los hermanitos pregunta. “¿Qué ventajas trajo el que Cristo haya nacido?. El papá responde: “Si Cristo no hubiera nacido, yo no tendría quizás los ánimos suficientes pata dedicarme al sostenimiento de toda esta familia”. La mamá añade: Si Cristo no hubiera, yo no tendría quizás los ánimos suficientes para dedicarme al sostenimiento e toda esta familia”. La mamá añade: Si Cristo no hubiera venido al mundo, yo quizá no sería capaz de sufrir las penas de la vida sin sufrir ni maldecir”. La hija responde: “Si Jesús no hubiera venido a enseñarnos, yo en vez de tener amor a Dios lo que tendría sería terror” y el hijo mayor exclama: “Si el hijo de Dios no hubiera nacido por nosotros, yo no reía capaz de obedecer ni de comportarme debidamente”. El hermanito menor añade una nueva pregunta: “Y si Cristo no hubiera nacido, tendríamos natillas, buñuelos, tamales, panqués y dulces?”. El Papá le responde: “ no nos parecerían tan sabroso como ahora”.
Hay muchísimos familia que procuran reunirse, por lo menos cada año, para celebrar rojos juntos la Noche Buena.
Esa reunión familiar es muy provechosa, porque se vuelven a encobrar hermanos y familiares que tenían tiempo sin verse y sobre todo ha servido y seguirá sirviendo para lograr la reconciliación de personas que se habían disgustado o que han llevado por algún tiempo odios y resentimientos.
Yo recuerdo que en una ocasión me dijo un amigo, “Gracias, padre, porque en la celebración que nos dirigió en la familia, puede reconciliarme con un tía a la cual yo le sentía mucha coraje”.
Quiera Dios que tengamos muchas navidades de reconciliación y paz.
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