El espejo mágico


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Había una exposición de pinturas en una gran ciudad. Como sucede en esas exposiciones, hay muchos que van a pasar por entendidos en arte o para exhibirse. En la antesala de la exposición a la que nos referimos, habían colocado un gran espejo, tal vez para ayudar a los visitantes a arreglarse después de haber caminado por las agitadas calles. 

Uno de los primeros visitantes fue una señora bien vestida y muy maquillada. Al encontrarse de frente con el gran espejo, se llenó de indignación y comenzó a protestar:

¡Miren eso! ¡Ya se ve por la muestra, qué tipo de exposición va a ser esta. Vean ese fantasma, ese espantajo en el cuadro!

Cuando le dijeron que aquello era simplemente un espejo, se llenó de vergüenza. Pero ya era tarde. El engaño se explica: después de cierta edad, la mujer había dejado de mirarse al espejo. Quien pasa mucho tiempo sin hacer una revisión de vida, es como el que pasa años enteros sin mirare al espejo. Cuando lo hace, no se reconoce. ¿Acostumbras a pensar en tu vida o sólo en la de los demás?

 A veces hace falta detenerse un poco para que la gente se ubique, comparar los relojes, corregir el rumbo.

La revisión de vida o examen de conciencia frecuente de preferencia cada noche al irnos a descansar le han recomendado los grandes maestros de espiritualidad.

Ojalá que todos nos acostumbremos a revisar nuestra vida cada noche al irnos a descansar y terminemos nuestro examen de conciencia agradeciendo a Dios todo lo bueno y pidiendo perdón por nuestros errores cometidos.

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