En punto de la puntualidad


Por Gonzalo ”Chalo” de la Torre
Chalo2008jalos@hotmail.com

¡Pero hombre!, ¿qué horas son estas de llegar?.

Apenas son las 9.55 de la mañana jefe, es tempra para empezar a chambear.

¡Cómo!, ¿le parece temprano?

Claro; negocio que no da para abrir a las diez, no es negocio.

Sí, pero usted debió entrar a trabajar a las 9.00 de la mañana.

Ah, pero me tomé la pequeña libertad de dormir un poco más, pues tenía mucho sueño y dormí otro ratito.

¿Ratito?, si apenas viene y ni siquiera se peinó.

Es que hace mucho frío jefe, pero ahora vamos a trabajar con empeño´.

Válgame, que desvergüenza. Habrase visto tanto cinismo.

Desde que el que esto que escribe era un niño apenas escolar, ha venido escuchando con mucha curiosidad el concepto “puntualidad mexicana”. Pero me pregunto si hay varias clases de puntualidad o va por nacionalidades. También recuerdo que se utilizaba el concepto “puntualidad inglesa” para definir a quienes de verdad son puntuales.

Esto se ha podido entender como que los mexicanos estamos habilitados y autorizados a llegar tarde cada vez que se nos antoje, pues estamos acostumbrados a nuestra “puntualidad” característica y por cierto muy peculiar. Sin embargo entendemos a los ingleses como las personas más puntuales del planeta, pues sí que cumplen y respetan los horarios establecidos para tal o cual fin o cita.

Hay situaciones curiosas acerca de este tema; si una salida de autobús está, programada a las 10.00 A.M. por ejemplo y usted llega a las 10.03, el camión ya partió pues ese día fue puntual; sin embargo si usted llega y aborda el transporte a las 9.45, el camión tarda como 10 minutos más tarde de la hora preestablecida, por aquello de que los impuntuales puedan tener oportunidad.

Estamos tan acostumbrados a ser impuntuales, que siempre consideramos esos minutos de “tolerancia” y los vemos como la cosa más natural del mundo y los que sí llegan a tiempo y con tiempo, se sienten mal y molestos porque las otras personas que no han llegado, retrasan el inicio de algo que debió empezar a la hora establecida.

Aclaremos algo; ser puntual no significa llegar a la hora, sino un poco antes de la hora. En muchos lugares en que se trabaja con atención al público con horarios bien definidos y establecidos, es muy frecuente que se comienza cinco o diez minutos más tarde, pues es “aceptable” utilizar algunos minutos para preparar el material, papelería, utensilios y otras cosas, antes de empezar realmente a atender a los clientes o usuarios. Si el horario es por ejemplo de 8 de la mañana a 3 de la tarde, hay que llegar unos 15 minutos antes de las operaciones, para comenzar realmente a trabajar a las 8.

Pero no. Sobre todo en oficinas públicas, es frecuente llegar tarde y todavía hay que esperar a que se esté listo para atender al público, de manera que la atención comienza después de la hora mencionada y hay usuarios o clientes inconformes con razón, pues han estado haciendo fila antes de la hora de apertura, para no perder tiempo y ser atendidos con prontitud, pero no resulta a veces levantarse temprano y llegar con anticipación, pues el servidor público o privado no abrió a tiempo.

¿Ha pensado alguna vez la afectación que tiene para los demás el no ser puntual? Para empezar, causa molestia razonable en quien sí ha sido puntual, pero no se puede empezar algo, por falta de quórum o no puedes iniciar un viaje porque no han llegado todos los que tienen que asistir para viajar.

Estos son sólo algunos ejemplos de las consecuencias de la impuntualidad, pero sus efectos son peor de lo que se imagina. Puede incluso causar pérdidas económicas.

Es tal la costumbre de nuestra puntualidad mexicana, que casi todos llegamos tarde, porque estamos seguros que los demás serán impuntuales y decimos: ¿qué caso tiene llegar a tiempo si los demás llegarán tarde? Y al pensar todos de la misma forma, aún sin querer somos impuntuales.

Pero ya es tiempo que acabemos con esa falacia y esa pinche costumbre de pensar que podemos impunemente llegar tarde pensando que nadie se va a molestar.

Alabo al cuerpo docente del colegio Juan Bosco, de esta ciudad de Jalos y a quienes como ellos, son puntuales; por ejemplo cuando ellos citan a sus juntas con padres de familia a las 18.00 Hs, comienzan a esa hora, esté quien esté. Si los impuntuales no escuchan los primeros temas, pues que luego los averigüen si les interesa, si no, pues ni modo.

Una falta de respeto grandísima es disponer del tiempo de los demás; es la más grande de las faltas de respeto, pues nadie tiene derecho a ello. Cada quién es dueño de su tiempo, pero que te veas obligado a perderlo por la irresponsabilidad de otras personas, es algo irritante, frustrante y puede causar una verdadera rabia, pues te alteran todos tus planes y todavía llegan sonrientes y como si nada, sin comprender el daño que causan.

Espero no quitarte tu tiempo con esta ocurrencia, pero respeto tu tiempo; agradezco que leas mis escritos y espero no quitarte tu tiempo. Recordemos que el tiempo es un recurso no renovable. El tiempo perdido, nunca se recupera, de manera que es extremadamente molesto perder el mío por culpa de otro.


De manera que hay que respetar a todos y cuando quedamos a una hora, hay que estar en el punto y al punto de la hora.

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