Siete Días: Juicio "a la APPO"

Juicio "a la APPO"

Yo nunca había visto la Guelaguetza. Bueno, en realidad nunca la he visto completa, que más quisiera, pero no me ha tocado. El pasado sábado 28, las autoridades de Tepatitlán lograron traer una muestra muy pequeña de la Guelaguetza, presentándola en el escenario instalado afuera de la Casa de la Cultura con un grupo pequeño de bailarines y una banda de música en vivo.
Fue poquito lo que se vio pero es una belleza, tanto los bailes como la música, y hacen pensar que tal vez valdría la pena pagar los 400 pesos que el año pasado cobraban por verlo en la capital de Oaxaca, en su propio auditorio, en julio. En Tepa, los bailarines rifaron un vestido en 50 boletos de 20 pesos cada uno para pagar la renta de los trajes que llevaron, y regalaron otra blusa bordada a uno de los muchos asistentes que se animaron a bailar con ellos los sones oaxaqueños. Mientras veía todo eso, no pude evitar pensar en lo bonito que es la Guelaguetza, y todas las tradiciones en general de bailes y ceremonias autóctonas, y en cómo fue vilmente boicoteada en julio del año pasado en Oaxaca por los integrantes de la Asociación Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO, ahora con una sucursal en Jalisco, la APPJ que ha pasado sin pena ni gloria), cuando comenzaban con su supuesta huelga para exigir mejores sueldos que terminó convirtiéndose en una declaración de guerra en contra de todo lo que oliera a gobierno, con o sin razón.
A propósito de la Guelaguetza y de la APPO, leyendo en su página oficial (una página muy bien hecha, por cierto, que no debe ser nada barata) me encontré con una nota reciente en la que un supuesto Tribunal Popular de Moral Pública, compuesto por personajes como Elena Poniatowska, entre otros, que “enjuició”, encontró culpable y “sentenció” al gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz Ortiz, por crímenes “de lesa humanidad”. Al parecer, para la APPO, un grupo de revoltosos que dejan sin clases durante meses a miles de niños representan a toda la humanidad. Lo mejor es la “sentencia”. El Tribunal Popular de Moral Pública ordena al gobernador a lo siguiente:
Liberar de inmediato a todos los presos políticos y a que presente con vida a todos los desaparecidos del Estado de Oaxaca; y renunciar a la titularidad del Ejecutivo de Oaxaca, por ser un sujeto repudiado por la mayoría del pueblo soberano.
También se le “declara ‘persona non grata’, lo que quiere decir que es un indeseable donde quiera que se presente”; se insta a las personas, organizaciones y partidos que se identifiquen como progresistas a promover un juicio político en su contra; se faculta “éticamente al pueblo de Oaxaca, para que continúe en su lucha de liberación de esta tiranía por los medios jurídicos que considere convenientes”, es decir, les da permiso de defenderse por medio de la ley, algo que seguramente antes no podía hacer; se sugiere una “Comisión de la Verdad”; y se pide que la sentencia se haga del conocimiento de los organismos gubernamentales y no gubernamentales, nacionales y de la justicia universal que promueven y defienden los Derechos Humanos.
Está bien, pues, los patos le tiran a las escopetas. Los que no confían en las instituciones y se las brincan creando su propio “tribunal popular”, les dan permiso a sus simpatizantes a usar la ley para defenderse, es decir, sólo cuando les conviene. Mientras tanto, ellos pueden dictar sus propias reglas y exhibir a cualquiera que les caiga mal por una plaza pública amarrado de las manos, atados a un madero o azotado como “castigo por sus crímenes” sin juicio de por medio, al menos no uno legal. Los ociosos que estuvieron meses sin dar clases e impidiendo por la fuerza que se abrieran las escuelas en aras de una lucha que hace mucho tiempo dejó de tener el objetivo de mejorar las condiciones de sueldo, declararan “persona non grata” a quien les quitó los beneficios económicos en tiempos de los gobernantes anteriores como pago por mantener el estado en paz. Los secuestradores que mantuvieron tomadas las plazas de la capital oaxaqueña, la universidad y las radiodifusoras a fuego y piedra, poniendo bombas molotov en negocios particulares por el único pecado de ser “símbolos del consumismo gringo” piden ahora liberar a los “presos políticos”. Y encima de todo atentan contra una ciudad entera asfixiándola y evitando que a la gente que sí trabaja les llegue recursos de un sector muy respetable y redituable, el turismo. Pues está muy bien su Tribunal Popular de Moral Pública, muy popular (seguramente tiene la simpatía de todo Oaxaca), muy moral (seguramente secuestrar, boicotear y poner bombas molotov son signos de moralidad) y muy público, (seguramente es representativo de todo el pueblo). Y respaldado por lumbreras como Elenita Poniatowska. Felicidades.