+ Se ofreció a llevar unos cartones de cerveza cuando lo raptaron
+ Como pudo escapó y dio aviso al Ministerio Público de Jalisco
Lo plagiaron en La Piedad, Michoacán; lo trajeron privado de su libertad hasta Jesús María en Jalisco, donde aprovechó que nadie lo vigilaba para escaparse del lugar donde lo tenían amarrado.
Fue el pasado martes 11 de noviembre cuando Víctor Manuel Esquivel Sánchez, se encontraba atendiendo su negocio de vinos y licores en La Piedad, Michoacán, ciudad donde tiene su residencia, cuando llegaron dos sujetos que le pidieron cinco cartones de cerveza pero dijeron que no tenía en qué llevárselos y el propietario se ofreció a llevarlos a ellos y el producto en su camioneta a su destino, sin imaginar que todo se trataba de una trampa.
Subieron al vehículo y al circular por las orillas de la ciudad, uno de los sujetos sacó un arma corta y obligó al licorero a detener la marcha, bajarse y hacerlo abordar a una camioneta tipo van, donde ya no pudo ver hacia dónde se lo llevaron. Fue en ese lugar donde un tercer sujeto se unió a los presuntos plagiarios.
Esquivel Sánchez fue trasladado hasta una casa abandonada ubicada en la comunidad de San José en Jesús María, Jalisco, en los límites con Michoacán. Fue amarrado de pies y manos con cinta canela y ahí pasó la noche sin poderse mover.
Fue al día siguiente que se percató que sus plagiarios no se encontraban, por lo que como pudo se desató y aprovechó que en la finca había un tubo de acero, el cual utilizó para forzar la protección de la ventana y poder escapar del lugar.
Una vez en el exterior y preguntando se dio cuenta de que se encontraba en Jalisco y se trasladó hasta el Ministerio Público de Jesús María donde reportó que había sido secuestrado desde Michoacán. Aprovechando que ese día un comando de la Policía Investigadora con sede en Tepatitlán se encontraba haciendo un recorrido de vigilancia por la zona, se dieron a la tarea de buscar a los sospechosos, pero sólo encontraron la van en la que había sido raptada la víctima. El vehículo se encontraba a unos 500 metros de la finca donde estaba el secuestrado.
A la camioneta le hacía falta una llanta, por lo que se presume que se le había ponchado y los tripulantes se habrían ido a pie o en otro vehículo para buscar un lugar donde arreglaran el neumático, sin embargo quizá se dieron cuenta del operativo de la policía y ya no volvieron al lugar.
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