Una propuesta contra la delincuencia desatada



Sólo hay una forma de abatir la delincuencia y está en manos de los diputados y del Ejecutivo. Jalisco podría ser el primer estado en lograrlo si se lo propusieran ambos, y serviría de ejemplo para todo el país.

La comunidad está asustada, temerosa y llena de angustia se pregunta cuánto más va a durar esta ola creciente de extorsiones, secuestros, amenazas, estafas, robos, asaltos… Entre la gente común, que carece de algún medio de protección especial, ya nadie quiere abrir un negocio, invertir, tratar de ganar dinero, ni siquiera progresar, para qué si todo mundo está expuesto a recibir en cualquier momento la llamada de los Zetas o de algún otro grupo delictivo exigiendo cualquier cantidad de dinero a cambio de no hacerle daño a la familia.

Cada día nos enteramos de un nuevo caso. A una señora conocida le llaman por teléfono con el cuento del sobrino para tratar de sacarle una lana; a otra joven con el rollo de que se ganó un premio; al papá de un amigo exigiéndole 100 mil pesos a cambio de no secuestrarlo; al comerciante lo visitan en persona para venderle protección, a la compañera de trabajo le encarcelan a un hijo acusado de un secuestro y luego lo matan en la prisión; al dirigente de los taxistas le exigen una cuota y si no la paga lo secuestran; al joyero igual lo secuestran y tiene que pagar 3 millones de pesos para ser liberado; hasta a los vendedores ambulantes les exigen una cuota y les advierten que tienen que cambiar de proveedor, y si no la creen asesinan a su líder.

Nadie está a salvo ya de la delincuencia desatada por tantas bandas de criminales que inventan cada día una nueva forma de obtener dinero, sobre todo al dificultarles el gobierno el trasiego de drogas al que se dedicaban originalmente. Cuanto más se combate al narcotráfico, cuanto más frecuentes y mayores son los decomisos de droga, de armas y de dólares, más prolifera la delincuencia común, organizada o desorganizada, que asalta, roba, secuestra, extorsiona, tima y estafa indiscriminadamente a quien se deje, y la mayoría se deja.

Y no se ve para cuándo pudiera terminar esto, la policía es corrupta o no se da abasto, el ministerio público no integra bien las averiguaciones previas antes de consignar, por inepto o por corrupto; los jueces igual; y el sistema de rehabilitación social no funciona, no rehabilita ni castiga, el delincuente entra y sale de la cárcel como si fuera su casa y vuelve a delinquir, con mayor experiencia, con mejores contactos, asociado ya con otros criminales. Y es el cuento de nunca acabar...

Pero básicamente es una la causa de tanta delincuencia. No es la pobreza ni la falta de oportunidades como alegan los sociólogos de izquierda, toda mi familia fue muy pobre, extremadamente pobre y tuvo su origen en un lugar apartado, incomunicado, de difícil acceso, sin oportunidades y sin embargo toda mi familia salió adelante. No es esa la causa del incremento en la delincuencia, sino la falta de castigo efectivo a los delincuentes, que inhiba a quienes aún no lo son para evitar que lo sean, y que les sirva de escarmiento a quienes ya delinquieron para evitar que reincidan.

El que roba, el que asalta, el que estafa, el que tima, el que comete un fraude, el que extorsiona, el que secuestra... lo hace siempre para obtener dinero fácil, sin tener que trabajar. El ladrón, el asaltante, el estafador, el timador, el extorsionador y el secuestrador no le temen a la ley ni a la justicia, no le tienen miedo a la policía ni a la cárcel, no le temen ni a la muerte. Sólo le temen a una cosa: al trabajo.

¿Entonces por qué no castigarlos con trabajo? No es ésta la primera vez que expongo esta idea y lo seguiré haciendo hasta que a algún legislador le parezca que no estoy tan loco y que podría funcionar.

Cuando es detenido, consignado y sentenciado alguien que comete un delito patrimonial como los arriba mencionados, pierde la víctima del delito porque nunca le es resarcido el daño; pierde la familia del detenido porque ya no podrá disponer del ingreso que le reportaba su pariente preso; y pierde el estado (el gobierno) alimentándolo, cuidándolo, vigilándolo, dándole atención médica, todo, mientras el delincuente adquiere más mañas y contactos para seguir delinquiendo al salir, es decir, perdemos todos, porque su alimentación, vigilancia y cuidados los pagamos todos con los impuestos, el único que sale ganando es el delincuente, que se toma así unas vacaciones en la cárcel y se gradúa en ésta en un nivel de delincuencia mayor.

Esta es una propuesta con la que saldríamos ganando todos, no sólo el delincuente, sino además de éste -que realmente se rehabilitaría-, la víctima de su delito, su familia, el estado y la sociedad en su conjunto: Reformar el Código Penal, para que todos los delitos de índole patrimonial, como el asalto, robo, estafa, extorsión y secuestro... todos aquellos que impliquen la obtención de dinero en forma ilegal, sean castigados, no con una pena de prisión por un tiempo determinado como ocurre actualmente, sino con cárcel y trabajo hasta que el delincuente pague el daño causado, al mismo tiempo que la manutención de su familia y la propia en la prisión para que no le cueste al estado.

Ni más cárceles, ni más años de cárcel, ni la cadena perpetua incluso, van a lograr que disminuya la delincuencia, porque no hay castigo ni rehabilitación. En cambio, si un ladrón obtuvo mil pesos de botín, o un extorsionador 100 mil pesos de su víctima, o un secuestrador 4 millones de pesos que pagó la familia como rescate, y no se le sentencia a tantos más cuantos años de prisión, sino a trabajar en ésta hasta que pague lo que obtuvo ilícitamente, no lo volverá a hacer.

Sobrarán empresarios ávidos de mano de obra barata que quieran invertir instalando en las cárceles talleres de lo que sea, donde trabajen los presos y se les pague por su trabajo. Si robas, asaltas, extorsionas o secuestras, etc. vas a trabajar 10 horas diarias en la prisión y se te van a pagar 120 pesos al día, la tercera parte de ese salario será para la víctima de tu delito, para resarcir el daño; otro tercio se le entregará a tu familia; y con los otros 40 pesos diarios se pagará tu alimentación en la cárcel, te va a salir barato el hotel. Si obtuviste 400 pesos en forma ilícita, estarás sólo 10 días en la prisión, trabajando; si te robaste 4 mil pesos tendrás que trabajar durante 100 días, poco más de 3 meses, qué tanto es tantito; si le sacaste 40 mil pesos a la persona que extorsionaste, pues tendrás que trabajar durante mil días, no estarás preso (trabajando) ni tres años; ahora que si la familia del que secuestraste pagó 4 millones de pesos como rescate, deberás trabajar 10 mil días, poco más de 27 años en la prisión.

Te vas a levantar todos los días a las 6 de la mañana y te vas a bañar con agua fría, a las 7 de la mañana empezarás a trabajar en el taller, de las 9 a las 10 vas a descansar y a desayunar, de las 10 de la mañana a las 2 de la tarde vas a trabajar otra vez, comerás de las 2 a las 3 y volverás al trabajo hasta terminar tu jornada a las 7 de la noche, para cenar y acostarte a dormir a las 9 de la noche, y a descansar porque mañana a las 6 de la mañana comenzará la misma rutina.

¿Cree usted que teniendo que hacer esto en la prisión, le quedarían ganas a un delincuente de volver a cometer el mismo u otro delito del orden patrimonial? Y al que no lo ha cometido aún, sabiendo lo que le espera en prisión, ¿no lo pensaría dos veces antes de robar, asaltar, extorsionar o secuestrar? Cuando le digan a un delincuente al salir, que ya se pasó tres años preso trabajando como burro: "oye, vamos asaltando (o extorsionando, o secuestrando) a fulano, ahí hay una buena lana y fácil", ¿qué va a contestar el ex presidiario? "¡No ni madres!, si nos agarran, adentro la cosa está de la chingada, yo sé lo que te digo... mejor ahí muere". Saldrán totalmente rehabilitados los presos, le pagarán el daño a su víctima, y no le costarán al estado y por lo tanto a la sociedad que los mantiene pagando impuestos.

Claro, habría que reformar la ley penal en este sentido, modificar igualmente las leyes de readaptación social (que actualmente no sirven para nada) y los reglamentos carcelarios, hacer a un lado los derechos humanos o por lo menos éste de no trabajar, si es que no trabajar es un derecho humano, habría que instalar talleres en los penales pero esto sobra quién quiera hacerlo, y habría que resolver, por supuesto, qué hacer en el caso de que un detenido resulte inocente y no sea sentenciado; y qué hacer también con aquel que no quiera trabajar pero tenga dinero suficiente para pagar la pena, tal vez que simplemente pague tres veces el monto de lo que obtuvo con su delito y salga de la prisión, así el castigo sería parejo para todos.

¿Les parece, señores diputados, señor gobernador, apreciado lector y lectora, que sea ésta una idea descabellada?, ¿les parece que es demasiado simplista? Lo primero no lo creo, porque he platicado con muchas personas acerca del tema y todas coinciden en que sería ésta la única manera de escarmentar a los delincuentes: el trabajo. Y lo segundo tal vez... o no tal vez, seguramente es demasiado simplista, porque yo no soy experto en leyes, no sabría cómo presentar una iniciativa de reforma, ni siquiera cómo redactarla, ni soy quien para presentarla, para eso están los diputados, la mayoría de los cuales tampoco son expertos en leyes pero tienen asesores que sí lo son. Esto es sólo una idea...

No veo, no vemos los ciudadanos de qué otra forma se pueda lograr que retroceda la delincuencia. Podrá haber cientos de miles de policías, miles de cárceles, investigadores eficientes, jueces honrados, penas severas, hasta la pena de muerte, pero nada de eso inhibirá los delitos del orden patrimonial, porque el que los comete sólo le teme al trabajo, a nada más. El secuestrador y el asaltante saben que se andan jugando la vida, que pueden morir en un enfrentamiento con la policía, pero no le temen a la muerte, mucho menos a la cárcel, con tal de obtener dinero fácil, sin trabajar, hacen lo que sea. Todo menos trabajar.

¿No saldrían rehabilitados obligándolos a trabajar en la prisión...? Creo, creemos muchos ciudadanos preocupados por la delincuencia desatada y sin control, que sería ésta la única manera de ponerle freno. Pero claro, se necesita la voluntad política y ponerse a trabajar en esto. Si algún diputado de los que nos leen, piensa que no estoy tan loco y se echa este trompo a la uña, con sólo presentar una iniciativa de reforma en este sentido pasará a la historia como el único que lo intentó. Y si llegara a lograrlo, verá los frutos de su iniciativa en muy pocos años y será famoso, respetado y reconocido por la sociedad, como el legislador que puso la primera piedra para devolverles la seguridad y tranquilidad a los jaliscienses. Y a lo mejor hasta imitan a Jalisco en otras entidades, a lo mejor...

Estoy loco de atar, no cabe duda... Usted disculpe. ¿Quiere opinar?: ggonzalezgodina@hotmal.com

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