Crecimiento sí, pero sin anarquía



Vaya para Ustedes el saludo semanal de costumbre.

Conforme los años van pasando, se ha venido dando el fenómeno de la emigración de gente que vive en las zonas rurales hacia las ciudades o poblaciones. En casi todos lados ocurre esto porque obviamente la gente busca vivir con más comodidades y tener acceso a servicios de salud y otros elementales que pueda tener a la mano.
Pero no solamente es esta la razón. También se debe aceptar que aparte de las incomodidades y pobreza con que se vive en el campo mexicano, existe la triste realidad de que los campesinos difícilmente pueden vivir con los ingresos que les generan sus magras cosechas en esta zona de Los Altos, donde la tierra no es tan fértil, como por ejemplo en la zona de la Ciénega de Chapala y sus alrededores, pues los apoyos que el gobierno destina para tecnificar mejor al campo, dotarles de mejores semillas, soporte técnico para que puedan conocer la riqueza o pobreza de sus tierras, apoyo económico para mejorar los hatos ganaderos y para la compra de implementos agrícolas, pues llega a cuenta gotas tal y como lo acaba de reconocer públicamente Enrique Martínez y Martínez, Secretario de la SAGARPA en reciente nota aparecida en el Noticiero de Joaquin López Dóriga. Entonces se entiende pues el por qué de la emigración de la gente a las zonas urbanas.
Esta llegada de personas a las ciudades y poblaciones, trae aparejada la necesidad de construcción de más casas, más vialidades y el otorgar más servicios básicos como electricidad, agua, drenaje  y pavimentos entre otros y ocurre que éste fenómeno que en Arandas se ha dado, ha complicado demasiado las cosas porque ante el crecimiento tan acelerado de la mancha urbana, las Autoridades Municipales han venido siendo rebasadas desde hace muchos años.
Digo lo anterior, porque existen ejemplos palpables y visibles del desorden con que se han construido algunos fraccionamientos de tipo popular y otros no tanto, debido a la falta de atención y supervisión de la dirección correspondiente, aunado a la falta de atención de las cuestiones de vialidad que competen a éste mismo departamento.
Aunque la actual autoridad municipal se ha esforzado en pavimentar muchos tramos de varias calles que estaban incomprensiblemente incompletos por la falta de la aportación de algunos vecinos de dichas calles y quedando como tablero de ajedrez las mismas. Ahora, se ha atendido dicho problema y hemos visto resueltos los problemas en la mayoría de estas calles, pero persisten asuntos de circulación de vehículos que no han sido atendidos todavía y que propicia problemas de tráfico o hasta de accidentes sin que se pueda definir claramente la responsabilidad de los participantes.
Existen varios puntos en la ciudad en donde, por más que resulte increíble, de la misma calle, 3 cuadras son de doble sentido y las otras dos, son solamente de uno. En otros puntos como el costado de la central camionera, la calle es de doble sentido en 3 cuadras, pero al llegar a la central, ya es sentido contrario. La General Arteaga, es doble sentido en casi toda su extensión, pero una sola cuadra, de Guerrero a Obregón, ya es sentido contrario. La Juan N. de la Torre, es de Norte a Sur de doble sentido, pero una sola cuadra, entre Madero y Nicolas Bravo, es de solo un sentido. Así, podría hacer referencia a más calles que tienen este extraño problema que, supongo, debiera ser motivo de atención para las Autoridades viales, porque se presta a muchas confusiones.
Por lo que respecta a fraccionamientos irregulares, existe un programa por parte del Gobierno del Estado que, en coordinación con los municipios, interviene y regulariza los mismos previo estudio de la situación y hasta otorga escrituras válidas para todos aquellos que, en su momento, fueron engañados por vivales que lotificaron predios en las orillas de la ciudad y dejaron a la gente sola para arreglar los asuntos de drenaje, electricidad, agua potable, pavimento y demás. Algunos, ya se han acogido a dicho programa y han regularizado su situación, sin embargo todavía existen algunos casos más que necesitan ser atendidos.
Los que construyen los fraccionamientos, obviamente que tienen que dotar de todos estos servicios a sus compradores habitantes, además de hacer una donación de parte del terreno para que se construya un parque, una escuela, o cualquier otra cosa que sea útil para los futuros moradores, pero no siempre  sucede así. Para aprovechar al máximo el terreno, hacen calles cerradas, truncas, estrechas y con otros problemas que al paso del tiempo, provocarán problemas que tenemos que pagar los demás ciudadanos vía impuestos con apoyos destinados a ello por la Federación, el Estado o los municipios, llevándose los dueños originales la mayor ganancia y eludiendo o evadiendo lo que la Ley indica.
Existen en Arandas, por lo menos que yo conozca, dos lugares en donde estaba trazada una calle en las orillas de la ciudad, pero vivales aprovecharon la soledad y falta de vigilancia y ahora, al crecer la ciudad, esos sitios ya fueron apropiados por dichas personas. Uno de ellos construyó una casa habitación y cerró la calle. El otro, hizo una barda o mamposteo alto y se adueñó de otra fracción de terreno y además frenó el paso de la calle.
Por ello, insisto en que el crecimiento ordenado de una ciudad o población es imperativo para ahorrarse problemas futuros de vialidad y confusiones, pero hace falta una labor de supervisión más precisa y amplia por parte de la Dirección de Obras Públicas Municipales para que ya no siga ocurriendo tal cosa.
Todo sea por el beneficio de los habitantes de ésta pujante y dinámica ciudad que merecen un orden más estricto en éste y otros sentidos.


Nos leeremos en la próxima entrega.

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