Cositas de los tiempos


Por Gonzalo “Chalo” de la Torre Hernández
chalo2008jalos@hotmail.com

¡Cómo van cambiando las cosas con el tiempo!

El matrimonio y el amor no son la excepción a esta regla y podemos observar algunos cambios. 

Cuando nos dirigimos a la iglesia a la solemne ceremonia de la unión conyugal, entonamos dos cantos religiosos que son: Qué alegría cuando me dijeron, vamos a la casa del Señor… y el otro, vayamos jubilosos al altar de Dios…

Al cumplir las llamadas bodas de plata, o sea a los veinticinco años de matrimonio, el canto ya cambia a ; Juntos como hermanos, miembros de una iglesia…

Y cuando se llegan a los cincuenta años de feliz matrimonio, o sea, las bodas de oro, el  canto que se escucha en los aires es: No podemos caminar…

Bueno, pues es sabido que el tiempo lo cambia todo, qué le vamos a hacer.

Siempre he expresado que lo poco que sabemos, aunque suele ser suficiente para sobrevivir, a veces nos hace sentirnos algo así como príncipes de la creación. Conviene poner los pies en la tierra y tener presente que nuestra ignorancia es infinitamente superior a nuestros conocimientos. Esta consideración debiera dotarnos de una conveniente dosis de humildad, ya que somos tan sólo un invisible granito de polvo en medio de una playa de sabiduría.

A mis sesenta años, si bien he crecido en experiencias, también sigue creciendo día con día mi ignorancia, debido a tantos y tantos inventos y nuevas teorías que surgen en la humanidad y para la humanidad.

Ahora, todo se hace con la electrónica y la cibernética. Las computadoras en cualquiera de sus muchísimas presentaciones, rigen nuestra vida, ya sea directa o indirectamente. Quienes más, quienes menos, todos sufrimos alguna afectación en nuestras vidas, gracias a la pléyade de inventos, que me abstengo de enumerar, pues mi ya reconocida ignorancia hace gala en un sinfín de inventos que ni siquiera sé como se llaman.

Se supone que cada invento y cada descubrimiento, sirve para hacer más cómoda y prolongada la vida de los seres humanos y parece que se logra. Solamente que nuestra dependencia a esos inventos, está creciendo a límites insospechados. La facilidad con que esos telebrejos resuelven hasta los problemas más complejos de las matemáticas, ha hecho que a fuer de la falta de práctica, nos haga llegar a los campos del olvido hasta las operaciones más elementales de la aritmética, que antes todos hacíamos a mano. Conozco uno que otro universitario que no sabe hacer una simple suma a papel y lápiz o que no se sabe las tablas de multiplicar, sencillamente porque ahora la situación no se lo exige; pero si no hay calculadora a la mano… a sufrir.

El automóvil sigue siendo uno de los inventos que más han influIdo en el desarrollo de nuestras vidas. ¡Qué cómodo es desplazarse de un lugar a otro, de manera descansada ,con rapidez y seguridad! Pero… hemos olvidado el placer y los beneficios innegables de caminar. Ya a todo lugar por cercano que sea, queremos ir montados en un vehículo automotor. Eso de ir al mandado a tres cuadras, o a misa a cuatro en el automóvil, parece una exageración.

Las cartas… ¡Ah qué tiempos aquellos en que se utilizaba el correo para comunicarnos con nuestros seres queridos! O hasta con personas que ni conocíamos. Románticos tiempos, sí señor. La emoción de recibir una carta de un pariente, amigo o una personita a quien soñábamos fuese algún día la dueña de nuestro corazoncito. 

Antes toda la gente que sabía escribir, escribía, valga la redundancia. Todos alguna vez enviamos una carta cuando menos. Hasta la letra era bonita, manuscrita, gracias a las clases de caligrafía, que creo han pasado a formar parte de la historia. Con todo eso del feis, el guasap ,el túirer, los méils y todos esos medios que la computación ofrece, vemos cada declaración de amor…o intentos de ligar a esa Dulcinea moderna para un devaluado Quijote. Dicen de un muchacho que se fue a los EE UU y todos los días escribía una carta a su novia. Finalmente la bella dama se casó… con el cartero.

Esos selfis tan de moda… La imaginación es el límite. Hay quienes desean hacer sus conquistas con una fotos que, la verdad espantarían al miedo mismo.

Ahora que también hay que reconocer que en el tal feisbuc, encontramos infinitas muestras del ingenio humano. Cosas llenas de buen humor, ironía, sorna, amor, romanticismo, palabras de reflexión.

Desde luego no estamos en contra de todos esos inventos; contribuyen notoriamente a facilitar nuestra vida. Es solamente que no perdamos de vista esa delgada línea que separa la utilidad de los inventos, entre la dependencia que algún día llegue a esclavizarnos. No permitamos que esa dependencia nos lleve a olvidarnos de gozar nuestras cualidades humanas.

Ciertamente en el feis me encontré una frase de Don Benito Juárez, a propósito del presente aniversario de su natalicio; No trates de humillar al pobre mientras estás en el poder. El poder desaparece y la memoria perdura.

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