Saber dar un buen ejemplo


Por el padre Miguel Ángel
padre.miguel.angel@hotmail.com

Una madre llevó a su hijo de seis años a casa de Mahatma Gandhi y le suplicó: “Se lo ruego, Mahatma, dígale a mi hijo que no coma más azúcar, es diabético y arriesga su vida haciéndolo. A mí ya no me hace caso y sufro por él. Sé que usted le hará caso, porque lo admira.” 

Gandhi reflexionó y dijo: -“Lo siento señora. Ahora no puedo hacerlo. Traiga a su hijo dentro de 15 días”. 

Sorprendida la mujer le dio las gracias y le prometió que haría lo que le había pedido. Quince días después, volvió con su hijo. Gandhi miró al muchacho a los ojos y con autoridad le dijo: -“Chico, deja de comer azúcar. Te estas haciendo daño”. Agradecida pero extrañada la madre preguntó: -“¿Por qué me pidió que lo trajera dos semanas después? Podría haber dicho lo mismo el primer día”. Gandhi respondió: “Hace quince días yo comía azúcar”.

Qué importante es darnos cuenta de que antes de corregir a los demás debemos corregirnos a nosotros mismos.

Dice un dicho que la zorra no ve su cola y eso significa que muchas veces andamos fijándonos en defectos ajenos y no tratamos de corregir los nuestros.

Los papás y las mamás, los maestros y las maestras, los educadores y educadoras tratamos de ser para nuestros muchachos y muchachas un verdadero ejemplo de virtudes para que no nos vayan a decir: Primero corrígete tú para que luego me corrijas a mi.

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