De los tiempos de la Cristera


Por Oscar Maldonado Villalpando

¡Por su fe, a las armas toda la familia!
En San Diego de Alejandría. Parte IV.

Ciertamente la mayoría de los habitantes de este rumbo de La hacienda de Huaracha y Santa María, se fueron de cristeros o sufrieron las consecuencias de la persecución. De un cristero que hemos hablado, Polín Ramírez que aportó siete soldados cristeros; uno de sus hijos, el mayor Roque, se había casado antes del conflicto.

Y se casó con Juana López, ella fue hija de Margarito López y de Virginia Ontiveros, sus hijos fueron: Juan, Reyes, Timio, Senorina, María, Anastacia, Tabiana, Manuela, Juana. Esta segunda familia no fue a la cristera, pero sí la vivió. Timio que no fue a la cristera, fue acusado de ser gobiernista, dicen que por calumnias de su propia esposa, fue ejecutado por traición. Eso lo recordaba vivamente Ramón, sobrino del occiso, hijo de Juan López, que por esos años contaba con 14 y fue buen testigo de los acontecimientos. Después Ramón fue trovador del tiempo de la Cristera, hace unos 10 años cantaba los corridos de la cristera con una de sus hijas.

Roque Ramírez, se había casado con Juana López, como se ha dicho y ellos tuvieron once hijos: Benita, Emeteria, Rita+, Lola+ Filiberta, Lupita+ Constancio, Martín, Fernando+, Carmela, José+ y María+. A la fecha viven a lo menos 5 de ellos. Y son los que tienen gusto de referir estos recuerdos de su abuelo Polín, sus tíos y su Papá Roque. Benita la mayor es del tiempo de la Revolución, aún guarda muchos recuerdos, Emeteria también, ella hizo su Primera Comunión en La Barranca de Coachalotes con el P. Tules, y Constancio nació en tiempo de la Cristera, el 29 y fue bautizado allá mismo en la Barranca por el mismo sacerdote de San Diego. Lo importante es que sí estaban bien preparados para el sacramento, dice que la mamá Juana, era una gran catequista, era una cualidad de todas las familias.

A su vez Constancio Ramírez dice acordarse de Lauro Rocha, que participó en La Segunda, en julio de 1935. Un sábado Lauro fue atacado por el Gobierno y al día siguiente que Constancio pasó a misa a San Diego vio mucha caballada muerta. Comenta que Lauro se escondía en León y mandaba quien recabara recursos para la causa, por eso era considerado como un asalta caminos.

Lupita Ramírez López, hija de Constancio, ha escuchado con atención los recuerdos de su padre, recibidos de su abuelo Roque. Dice como Polín siempre, después del conflicto, usaba sus pistolas, carrillera y su 30-30. En esos años salió la canción “Ay Jalisco no te rajes” y se escuchaba aparatosamente en las sinfonolas y removía todos aquellos sentimientos de orgullo y grandeza regionales.

Lupita, entre otras cosas, hizo estos versos al respecto.

Era el año veintiséis
y en México reinaba
el gobierno de un tal Calles,
que a la Iglesia azotaba.

Fue el año veintinueve
y por todo Jalisco estaba
una guerra cuyo nombre
todos llaman La Cristera.

Hubo gente buena y santa
que creyó en la humildad
de los padres de la Iglesia,
quienes muertos ya están.

Sin embargo aún nos queda
un gran hombre que es Constancio,
él nos cuenta la secuencia
de la lucha de esos años.

Si mi abuelo hoy viviera,
su historia nos diría,
que combatió en esa lucha
con aplomo y valentía.

Mi abuelo y sus hijos
fueron nobles feligreses.
A la bola se alistaron
con su fe siempre presente.

Mi papá no lo vivió,
pues la guerra terminaba;
las mujeres se escondían
en las cuevas que encontraban.

La Cristera fue una guerra
que a la gente incitaba
a luchar contra el gobierno
que a la Iglesia amenazaba.

La Iglesia traicionera,
acordó con el gobierno
que entregaba las cabezas
y con eso a todo el pueblo.

Con dolor se terminó
esta guerra por la fe,
hubo padres que vendieron
a su gente buena y fiel.
(Ma. Guadalupe Ramírez Reséndiz)

Estos son algunos matices y vivos recuerdos de ese acontecimiento tan sobresaliente de la Cristera. Aspectos que nos hacen ver la cercanía de algunos actores y los sentimientos de sus descendientes.



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