¿Qué se siente que le roben?


Por Gonzalo “Chalo” de la Torre
chalo2008jalos@hotmail.com

Un pordiosero se acerca a un viandante y solicita por el “amor de Dios”, una limosnita para poder llevar de comer a sus hijos.

El solicitado responde con una pregunta a su interlocutor; le dice: ¿Y no le da vergüenza procurarse los dineros para sus necesidades, pidiéndoselo a los demás?

El pordiosero le responde con un dejo de desilusión: pues sí me da vergüenza, pero las otras tres veces que lo intenté sin pedirlo, me metieron a la cárcel.

En otra circunstancia, en la cárcel, un preso pregunta a otro: ¿y a ti porqué te apresaron?

- Por falta de velocidad.

-¿Cómo que por falta de velocidad?, ¿no sería por exceso de velocidad?

- No; por falta de velocidad. Me robé un reloj y el dueño me siguió, me alcanzó y me atrapó.

Estos son dos casos de ladrones, que tratándose de chistes, pudiesen parecer simpáticos y hasta graciosos.

Pero para las víctimas de robos, no tiene nada de gracioso, llegar a su casa y notar que se la “vaciaron”, aprovechando su ausencia.

Llegar a su hogar y notar que alguna o algunas personas se hayan apropiado indebidamente del producto de su trabajo de años, de “desbaratar” su patrimonio, de privarlo abruptamente de sus bienes destinados a brindarle confort y esparcimiento al que tiene todo el derecho, o sustraer todo aquello que usted o su familia han comprado con el “sudor de su frente”, provoca toda una gama de sentimientos encontrados, a cual más de desagradables y decepcionantes.

Dudo seriamente que los ladrones consideren siquiera pensar en el verdadero daño que causan a sus víctimas. De ninguna manera es sólo el daño económico o la privación de bienes físicos. Es mucho, pero mucho más el daño moral, anímico, en la confianza de la humanidad, la desilusión, la impotencia, la rabia que llega a despertar instintos asesinos o de venganza cruel y despiadada; la víctima se siente en muchas ocasiones hasta como un tonto, pues se pregunta para sí: ¿cómo pude ser tan confiado o distraído para que me hayan robado tal o cual cosa?

Creo que la mayoría de las personas hemos sido víctimas de robos ya sea menores o mayores. El sentimiento es el mismo. En una forma de autoconsuelo, nos tratamos de confortar aduciendo muchas reflexiones diversas; que si pudo ser peor, pues si hubiese estado en casa, tal vez me hubiesen agredido causándome heridas serias e incluso la muerte a mí o a mis familiares. Esto puede ser verdad, pero no crea, no es en realidad un consuelo.

Otras personas aducen que las cosas materiales pueden algún día ser recuperadas de alguna forma, mientras no se afecte la salud o la integridad física.

Son razones muy valederas y muy respetables. Lo que no se vale ni se justifica, es que un ladrón disponga con toda impunidad y por huevonada, de los bienes propiedad de otras personas, cualesquiera que haya sido el esfuerzo del propietario por obtenerlas. Oiga, hay cosas en las que se duran años de sacrificios, trabajos y ahorros para obtener algo; y que llegue un hijo de la ch...eñora ésa y se lleve todo, dan a veces ganas de matar o de matarse. Se siente una rabia y desconsuelo, de consecuencias imprevisibles.

Ciertamente hay ladrones muy hábiles que no importa cuántos obstáculos les ponga, van a robar porque a eso van y nada los detendrá.

Pero tampoco les pongamos la mesa servida. En la actualidad hay una gran cantidad de personas que roban; algunos por necesidad y otros por huevoneidad. Algunos solamente aprovechan la ocasión, haciendo referencia a aquel viejísimo refrán que reza: cuando está abierto el cajón, hasta el más honrado peca. 

En su casa, ponga cuantos obstáculos pueda instalando más chapas si es posible; siempre que salga de casa, así sea en el día, cierre con llave, no solo con el pasador “de golpe”, pues es muy fácil de abrir para quien tiene práctica y siempre esté atento a su alrededor y si ve personas sospechosas, asegure muy bien sus cosas que tengan algún valor.

El día que estoy escribiendo esta ocurrencia, me tocó ver a dos jóvenes de alrededor de 17 años de edad, robar su bolso a una pasajera de un camión, frente a la antigua central camionera en Guadalajara; mientras la víctima sufría una enorme depresión manifestada en llanto, algunas personas intentaron seguir a los ladrones. Pero era increíble la velocidad desarrollada por los ladrones en la huída; pasaron corriendo a tal velocidad, que si estuviesen en alguna competencia de atletismo, seguramente habrían obtenido el triunfo.

Solo recordemos que el exceso de confianza, siempre tiene consecuencias desagradables. Ninguna precaución sale sobrando en cuanto a la protección de nuestra familia y nuestro patrimonio.

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