Mauro Enríquez, el jonronero consentido de Héctor Lozano


• Dormía bajo las gradas del estadio y comía poco

Hasta que por fin encontré a Mauro Enríquez, tremendo jonronero tepatitlense que muchas alegrías dio a los aficionados al rey de los deportes en la región, nació el 1 de mayo de 1961 en medio del Cerro del Pandillo y el Cerro el Carnicero, desde muy pequeño le dio por jugar beisbol, pues su papá lo jugaba, Daniel Murillo lo invitó a jugar con Sauces, en sus inicios casi no jugó.

Fue a una escuela de beisbol a Houston regresando a los 16 años a Tepa y formando su propio equipo, los Broncos que en su mayoría eran puros del Cerrito de la Cruz, en ese tiempo siendo Broncos el equipo de sus amores jugó muy buena pelota regional con los tres pueblos, Pegueros, Capilla y Tepa, siendo un pelotero muy consistente de acero, pues siempre esperaba el fin de semana para jugar y si estaba lastimado una venda, una inyección o así se echa el juego con dolor, tiene en su haber un sin fin de juegos en lo local, regional con 3 jonrones en el mismo juego.

Nos cuenta que él siempre respetó a todos y los respeta aún, pero a la hora de pararse a batear a ni un pitcher respetó con el bat, en la caja de bateo fue de los consentidos de Héctor Lozano q.e.p.d., quien disfrutaba con los jonrones de nuestro amigo Mauro y siempre estaba en los equipos de don Héctor.

Y al preguntarle qué fue lo más triste en el beisbol nos contesta con voz entrecortada, “los Rebeldes, infinidad de juegos nos los sacaron de la bolsa, de ya tenerlos ganados en el último momento nos ganaban”, no se le olvida como cada verano venían de california Rubén y su hermano Andrés Torres y junto con ellos el Benny González a reforzar al tremendo trabuco que de por sí ya eran. 

Y una de sus más grandes alegrías fue aquel torneo donde vinieron unos gabachos por toda la región, “si no mal recuerdo eran de Chicago y les pegué 3 jonrones, y aun así perdimos los tepatitlenses, cuando acabó ese juego un pelotero contrario me regaló sus spikes como recuerdo, preciosos, Mitre.

Nuestro amigo Mauro tenía todo para haber jugado como profesional, le preguntamos por qué no, a lo que nos respondió “falta de apoyo económico”, pues Él llegó con la sucursal de Diablos Rojos del México, dormía abajo de las gradas del estadio del Seguro Social, comía muy poco, por lo que decidió regresarse a Tepa a seguir jugando en la Liga Regional y a comer bien, Roberto Castillos y Tribilín Cabrera lo llamaron otra vez con Charros y la historia se repitió, otra vez falta de apoyo económico.

Mauro es el papá de Erick el Pelón Enríquez, y ahora sí -dice nuestro amigo-  va a poyar al mil a su retoño para que llegue al mejor beisbol de México, y por qué no del mundo, Erick tiene con qué.

Ya para terminar, su mensaje a la juventud es que dejen el ca…ón celular y se pongan a hacer deporte, que jueguen beisbol, que se alejen del alcohol y las drogas para que un día sean alguien como deportistas. Mauro, te mando un fuerte abrazo.


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