La fase 3, anunciada esta mañana por el subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, implica la mayor propagación del virus, siendo difícil interrumpir la cadena de transmisión con medidas simples.
En este punto hay ya presencia de brotes regionales y dispersión nacional de la enfermedad, por lo que los números de casos se contarían por miles, y ya no por centenas como en la fase 2.
Hasta el corte del lunes por la noche, los casos en el país suman 8,772 con 712 defunciones.
En este escenario se realizaría una cuarentena generalizada en centros de trabajo que presenten brotes activos de la enfermedad, además de continuar manteniendo la distancia social, no acudir a lugares con mucha gente, suspensión de eventos públicos, quedarse en casa en la medida de lo posible y mantener las medidas básicas de higiene que se han dicho hasta el cansancio: lavarse las manos frecuentemente con jabón o gel antibacterial y evitar los saludos de mano y beso.
Después de las tres primeras fases, la OMS reconoce otros escenarios posibles luego de que la situación comienza a estabilizarse en diferentes países y la curva de contagios comienza a bajar, tal es el caso de China, el país donde se originó el virus, en el que la cuarentena ya fue levantada y poco a poco las personas han comenzado a retomar sus actividades, pero hay una llamada fase 4, en la que sería probable que se presente una segunda ola de contagios, es decir, una vez que se reduzcan los contagios de manera local, podrían regresar los casos de importación.
Un escenario como este podría ocurrir de tres a nueve meses después de que haya concluido la tercera fase en cada país. En el caso de México, los especialistas pronosticaron que el inicio de la finalización de la pandemia comenzaría alrededor del 25 de junio.
El fin de la epidemia sería declarada por la propia OMS una vez que la gran mayoría de los países se encuentre con una situación de contagios controlada.
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