Por Christian Villalobos
Los últimos meses han pasado con el temor y la incertidumbre producto de la pandemia. Por las medidas sanitarias nos hemos recluido de tal forma que mucho del contacto humano se ha suspendido. Eso es quizá lo que más nos dolió en esta etapa, no poder estrechar nuestras manos, los abrazos, y todos estos signos de fraternidad.
Sin embargo, las muestras de cariño se han manifestado con los nuevos saludos, en los cuales nos podemos “codear”, con nuestros seres queridos. Algunos incluso descubrieron que pueden utilizar los diferentes medios audiovisuales, para hacer reuniones familiares y de amigos.
En medio de todo llegaron los días más emblemáticos para Tepatitlán. Aunque se sentía un aire de melancolía por las fiestas en honor al Señor de la Misericordia, estas fechas no pasaron de ser percibidas por los tepatitlenses. En las distintas redes sociales encontramos distintas publicaciones alusivas al Señor de la Misericordia y a todo el folclor y la piedad popular que lo suelen acompañar, por lo que la llama se mantuvo viva. Quizá la imagen no pasó por las calles, pero estoy seguro que en cada uno de los corazones de las familias de Tepa y de la región alteña se realizó la procesión.
Llegando al día primero de mayo los memes en las redes sociales explotaron. Muchos se preguntaban si por ser el día del trabajo se descansaría, entre otras muchas bromas y manifestaciones populares que tienen la finalidad de hacernos reír en medio de la incertidumbre.
Avanzando poco a poco en el calendario llegó el día diez del mes de mayo. Fue un día de las madres histórico. Quizá no pudimos llevar las tradicionales serenatas, no fuimos a comer a los restaurantes, no salimos a pasear... pero en este día pudimos encontrar algo distinto. Quizá por primera vez pudimos estar en casa, como familia, conversando, desempolvando los tradicionales juegos de mesa. Podemos afirmar que el COVID 19 nos dio la oportunidad de tener una convivencia fraterna.
Con lo anteriormente expresado no es mi deseo pretender simular que han sido días de miel sobre hojuelas. Sin duda alguna hemos vivido la incertidumbre. Los negocios cerrados, el golpe a la economía. Pero es precisamente por esto es indispensable en estos días mantener un espíritu firme.
Estamos en la etapa final de esta pandemia. Logramos salir adelante. Siempre demostrando nuestra capacidad de reponernos. No será sencillo volver a la normalidad. Nos costará trabajo.
Sin embargo, nos debe mover el amor a los demás y a nosotros mismos. Lo que nunca podrá desaparecer ese sentido de comunidad. Regresaremos en la activación economía, pero también en la vida social. En unos años más podremos reír al recordar las anécdotas que nos dejó el COVID 19.
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