Por Gustavo González Godina
Un chiste lépero y un dicho de un periodista y escritor famoso, ilustran el origen de la corrupción en México. Y la respuesta de un famoso diputado federal, resume en qué va a terminar la puesta en escena del Teatro Lozoya.
Respecto a lo primero se cuenta que dos mexicanos muy aficionados a la cacería salieron un día a practicar su pasatiempo favorito, establecieron su campamento y comenzaron a caminar en busca de alguna presa.
No se habían alejado mucho del campamento cuando uno de ellos sintió ganas de desahogar una necesidad fisiológica, así que se apartó de su compañero, fue tras de una roca y se sentó en cuclillas para tal fin, en eso estaba cuando inesperadamente una serpiente le mordió justo en la punta de su miembro viril.
-“¡Ay, ay, ay! -gritó para que lo oyera su compañero- corre al campamento y pregunta por radio qué se puede hacer, me mordió una víbora aquí -dijo señalando la parte del cuerpo afectada-, y si no me atiendo rápido me voy a morir. ¡Corre por favor y pregunta!”
Así lo hizo su amigo, recibiendo como respuesta que lo que se debería hacer en esos casos era chupar fuertemente la parte del cuerpo donde ocurrió la mordedura, para sacar el veneno lo más rápido posible, así que regresó desanimado a donde se encontraba su compañero en un permanente ¡Ay! de dolor.
-“¿Qué pasó?, ¿qué te dijeron?”
-“Que te vas a morir ca…”
El periodista y escritor famoso al que nos referimos fue don Roberto Blanco Moheno, quien dijo en alguna ocasión que la corrupción en México se remontaba a muchos años atrás, a siglos atrás, concretamente a la época de la conquista.
Cuando Hernán Cortés le quemó los pies a Cuauhtémoc para obligarlo a decir dónde habían escondido el tesoro de Moctezuma, le dijo al intérprete que le preguntara, pues Cortés no hablaba la lengua indígena.
El intérprete le preguntó, y tras de escuchar la respuesta del emperador azteca, que dijo “tesoro, río” (en su lengua por supuesto), le preguntó Hernán Cortés al intérprete:
-“¿Que dice, dónde lo escondieron?”
-“Dice que no te va a decir ni madres”.
Y finalmente fue don Luis Cabrera, diputado en la XXVII Legislatura y secretario de Hacienda durante el gobierno de Venustiano Carranza, un hombre con fama de honrado, quien increpó en una ocasión a otro compañero diputado llamándolo ladrón, a lo que éste protestó enérgicamente diciendo a gritos:
-“¡Pruebas, pruebas!”.
-“Lo estoy acusando de ladrón, no de pendejo” -le contestó Cabrera.
Yo no dudo ni tantito que los senadores y diputados señalados por Emilio Lozoya hayan recibido millones de pesos por apoyar la Reforma Energética de Peña Nieto, pero una cosa es acusarlos y muy otra poderlo probar, los pueden acusar de ladrones, no de pendejos.
En eso va a terminar la puesta en escena del Teatro Lozoya, jurídicamente en nada. Se trata sólo de un escándalo mediático para tratar de borrar del mapa al PAN y al movimiento México Libre de Felipe Calderón, que seguramente será registrado como partido político.
El presidente López Obrador y su partido Morena los ven como los únicos que podrían evitar la consolidación del actual gobierno federal en las elecciones del próximo año, y de ahí la negociación con el ex director de Pemex para que éste los embarre a todos, especialmente a los panistas y a Calderón.
Pero una cosa es embarrarlos y otra demostrarles que recibieron dinero. Si usted fuera a recibir millones de pesos como soborno, ¿los recibiría personalmente?, y si lo hiciera ¿no se cuidaría de no ser grabado?, ¿le daría un recibo a cambio al corruptor? ¡Por favor!
Pero no le interesa a López Obrador meter a la cárcel a Peña Nieto, a Calderón y a Salinas, ni a los que fueron candidatos a la Presidencia Ricardo Anaya y José Antonio Meade, vaya, ni siquiera a los gobernadores que en ese tiempo eran senadores, la mejor prueba es que Él mismo echó a perder ya el debido proceso ventilando el video y el texto que presentó Emilio Lozoya a la FGR. Con eso basta para que un juez los exonere.
El presidente López Obrador lo único que busca es desprestigiarlos (si es que alguna vez tuvieron algún prestigio), para consumo -me imagino- de su fanaticada, para darles la impresión a quienes aún creen en Él de que realmente está combatiendo a la corrupción. A los demás ya no les gusta el atole que les venía dando con el dedo, con Lozoya o sin Lozoya hay muchos motivos más para rechazar a su partido el próximo año. Personalmente insisto en que un voto por Morena será un voto contra México.
Además creo que el cálculo electoral que está haciendo AMLO es deficiente, ya no se trata del PAN ni del nuevo partido de Felipe Calderón, se trata de la mayoría que no votó por él (ni por nadie), se trata de la sociedad, de la clase media, de la comunidad científica, del gremio intelectual, del artístico, de los pobres afectados por la falta de medicamentos, de estancias infantiles, de los familiares y conocidos de quienes han muerto por la pandemia por haber desarmado el Sistema de Salud, de los desempleados por el cierre de empresas y la falta de inversión, se trata de miles o millones de personas a las que ya no les importa si combate o no a la corrupción, sino el daño que han sufrido en su economía, en su salud y por la inseguridad.
Toda esa gente, creo, con PAN o sin PAN, con PRI o sin PRI, con Calderón o sin Calderón votarán contra Morena, votarán por quien sea. Lo ideal sería una alianza PAN-PRI-PRD-MC con candidatos ciudadanos, no militantes, pero si el PRI (cómplice de Morena) ya prácticamente había dejado de existir, y el PAN es destrozado por esta campaña utilizando para ello a un delincuente confeso como lo es Lozoya. Igual queda el Movimiento Ciudadano que podría ser al final el único beneficiado de esta función de teatro. Votaremos por quien sea, menos por Morena.
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