Tierra soñada… ¿sin centro histórico?

 


Por Álvaro Torres


¿Tenemos en Tepa un centro histórico? 


¿Dónde inicia?, ¿dónde termina? 


y ¿Por qué es histórico? 


Al decir: “Centro Histórico de Tepatitlán” puede sonar de gran importancia o mucho peso cultural... y realmente, lo es. 


Puede no ser fácil reconocer esta zona histórica, (y los hechos que ocurrieron) ya sea porque la composición urbana (materiales en calles, señalética, etc.) carece de elementos que realcen estás características o por la constante destrucción del patrimonio arquitectónico y lo que eso conlleva. 


La importancia de esta pequeña parte de la ciudad radica en ser el inicio de nuestra comunidad, la urbanización que acogió las primeras interacciones y costumbres, los primeros ideales y valores que dieron origen a la actual sociedad tepatitlense. 


Para entenderlo, su estudio se divide en dos ramas, en lo intangible y lo tangible. Lo intangible es lo que no vemos, pero que está presente y es la base de una sociedad como las costumbres, tradiciones y creencias. Y lo tangible es lo que sí vemos, como la arquitectura y el urbanismo (entre otros) que son el escenario donde vivimos, trabajamos y nos formamos, las calles donde coincidimos, las plazas donde platicamos, las casas donde nos visitamos o las tiendas donde compramos. La suma de lo tangible y lo intangible es el patrimonio cultural.


El estudio y protección del patrimonio a nivel federal lo realizan el INAH (Instituto Nacional de Antropología e Historia, abarca todo lo previo al año 1900) y el INBA (Instituto Nacional de Bellas Artes, abarcando lo posterior al año 1900). A nivel estatal se encarga la Secretaria de Cultura Jalisco y a nivel municipal la Dirección de Arte y Cultura, principalmente.


Nuestro primer referente de centro histórico es a partir de 1883, cuando se nombra ciudad a nuestra tierra soñada. Esto implicó algunos cambios urbanos, la intención de documentación y otros esfuerzos conjuntos por la nueva ciudad. Durante las primeras décadas del siglo XX se concretó la remodelación de la antigua parroquia, (pasó de un estilo barroco a la actual edificación ecléctica), se construyó la presidencia municipal, el Asilo del Sagrado Corazón de Jesús y múltiples casonas, (ubicadas principalmente en la Calle Real, hoy calle Hidalgo y Porfirio Díaz). En cuanto a espacio público, se proyectó la Alameda en la zona oriente de la ciudad, del otro lado del río (entre Córdoba y Santos Romo, predio baldío actualmente) aunque se realizó en su actual ubicación. Se demolieron las arcadas junto a la plaza y se le instaló un nuevo quiosco y mobiliario. Más tarde se demolió el curato, actual plaza Morelos y posteriormente los cambios urbanos fueron en torno al uso del automóvil (muy extenso tema, para otra ocasión). 


Ya entrada la década de 1970 la modernidad era notoria en nuestra ciudad, edificios de más de tres niveles eran sembrados en el primer cuadro, múltiples casas quedaron a la sombra de altas fachadas de vidrio, sin consideración alguna o respeto por la historia y el pasado de todos, (aunque las fincas tienen un propietario particular, el conjunto de todas es nuestra ciudad y la ciudad es de todos)


Este panorama contrastante de modernidad e historia sigue presente en nuestro centro, seguimos sembrando edificaciones que rompen con la tradición y el valor de identidad de esta zona, grandes esfuerzos por modernizar el centro, un espacio que no tiene la capacidad ni la vocación de ser nuevo, sino histórico. 


Se está perdiendo la amabilidad de vivir en el centro a cambio de comercios y más comercios que requieren compradores, mismos que necesitan desplazarse en vehículos a una zona donde no hay espacio para tantos, en vez de optar y promover otras formas de movilidad (bicicletas, scooters, motocicletas, tranvías, o de forma pedestre) 


No tenemos el básico ni simple placer de poder caminar por una banqueta amplia y digna, donde mamá pueda andar con carriola, el abuelo caminar con su andadera sin tener que bajarse de la banqueta, a la par del vehículo, arriesgándose. Todo lo contrario, tenemos calles reducidas y atiborradas por coches, casas demolidas para guardar esos coches, más el ruido de esos coches que hacen inhabitable el centro alrededor de tantos coches, ¿suenan repetitivo: coches? Es que son muchos coches. 


Tenemos “banquetas” con postes a la mitad, con rampas de “acceso universal” que parecen rampas de skate, no rampas para personas con movilidad reducida (como si no tuvieran también la necesidad de habitar la ciudad, la ciudad que no se piensa para ellos… tema complejo de otra charla)


La protección, planeación y aprovechamiento del patrimonio cultural en Tepa debe ser prioridad de sus habitantes en conjunto con las dependencias de los distintos niveles de gobierno, de los inversionistas y los profesionales a cargo de esta ejecución. Conservar nuestra historia y patrimonio cultural es conservar nuestra identidad social y nuestro diferenciador como Tepatitlenses y alteños.


¿Por qué si somos una sociedad conservadora (de valores e ideales de antaño) no somos también conservadores de ese pasado histórico? 


¿Por qué en nuestro presente no aprovechamos el pasado para fortalecer nuestro futuro social? 


Seguimos con grandes y lamentables perdidas que no serán recuperadas, ni se pueden sustituir a cambio de forzados proyectos que están fuera de lugar. 


¿Ese es el plan para nuestro centro histórico? 


Pronto entonces será el Centro No Histórico de Tepatitlán.

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