Por Gustavo González Godina
Cualquiera que vea y oiga hablar por primera vez al presidente López Obrador -en alguna mañanera o en cualquier acto público-, sin conocer el daño que le está causando el país, pensará que es una persona de buena fe, bien intencionada, idealista, preocupado por su pueblo, agradable por la forma coloquial en que dice las cosas sin un lenguaje rebuscado, pensará que de verdad es alguien que quiere cambiar al país, acabar con la corrupción y pasar a la historia como el líder que buscó realmente la transformación de su país.
Nada más alejado de la realidad. Sólo parece un líder sencillo, carismático, al que en lugar de perjudicarle le ayuda el no poder hablar correctamente, dice “salut” y “seguridá”, parece gente de rancho, sin estudios, de la plebe, del populacho, para deliberadamente identificarse más con la masa a la que dice defender, logrando que sus seguidores olviden rápidamente las medidas impopulares con las que los ha perjudicado incluso a ellos, y que aun recordándoselas quienes no lo olvidamos, lo defiendan sin importarles el daño que les ha hecho, como con la desaparición del Seguro Popular, para citar sólo un caso.
Su apariencia y su forma de hablar, su lenguaje, hablado y corporal, tienen como hipnotizados a sus seguidores, que niegan cualquier hecho negativo en que incurre su autoritarismo, sacando a relucir la sobada respuesta de que los de antes robaron más, que a los de antes nunca les criticamos nada, y que es el mejor presidente del mundo, Él (López Obrador) lo afirma y se la creen, porque lo dice con una seguridad y una convicción que hasta parecería verdad, se enoja cuando siente que lo comparan con los presidentes corruptos anteriores y hasta parece que le molesta en serio, es un gran actor y quienes lo aman se la creen.
Por eso de palabra siempre las gana todas, por más absurdos que sean sus argumentos y aparentes razonamientos, gana. Si a su consulta impopular sólo acudieron 7 de cada 100 mexicanos inscritos en el padrón electoral, para Él fue un éxito y así lo ven también sus seguidores, porque Él dice que fue un éxito fue un éxito; si le preocupa de qué van a vivir los que cultivan mariguana y amapola al cambiar el consumo de estas drogas por el fentanilo, también a sus seguidores les preocupa, llueva truene o relampaguee lo que diga Él está bien, y lo que digan quienes lo critican es porque les arde allá donde te platiqué.
Es verdaderamente increíble la cerrazón, tanto del presidente de México como de quienes lo apoyan ciegamente. Cuando alguien, algún periodista, le hace ver con datos del mismo gobierno que está equivocado en algo, cuando ya no puede más inmediatamente dice que Él tiene otros datos y con eso zanja la discusión. Jamás menciona cuáles son esos otros datos ni el origen de los mismos para convencer de que tiene razón, porque no la tiene, pero ahí se acaba todo. Miente descaradamente un día sí y otro también, miente y engaña porque está en su naturaleza mentir y engañar, es parte de Él y lo peor es que sus seguidores no se dan por enterados, para ellos sigue siendo el líder que va a transformar a este país acabando con la corrupción.
Y nada que acaba con la corrupción, ni disminuye ésta siquiera, es la misma de antes, sólo que los protagonistas de los escándalos son ahora sus hijos, sus hermanos y sus amigos y Él finge que no se entera, aunque los vea en un video recibiendo fajos de billetes lo justifica diciendo que no es corrupción, que se trata de aportaciones, nomás le busca otro nombre al hecho y la robadera y la corrupción siguen galopantes porque los protagonistas tienen patente de corso para robar, corromper y corromperse y enriquecerse como pasó con los parientes y amigos de los presidentes anteriores. Pero no, Él (López Obrador) dice que no son iguales y hasta se siente ofendido. No son iguales, son peores.
Pero no hay mal que dure cien años, ni enfermo que los aguante. Se puso de bravucón invitando a sus adversarios a unirse, ¿se acuerda?, a que formaran un frente amplio opositor para las elecciones y le agarraron la palabra, y perdió la mayoría calificada en el Congreso. Ganó su partido varias gubernaturas ya vimos cómo, rellenando urnas con miles de votos como lo mostró un video de dicha actividad en una mesa receptora en Veracruz, donde la lista nominal era de alrededor de 300 electores y la urna embarazada resultó tener más de 1,900 boletas, así ganaron algunas gubernaturas, mediante el fraude electoral, igual que antes, porque son los mismos de antes, aunque los solovinos y las mascotas se niegue a aceptarlo porque ellos tienen otros datos.
Bueno, pues así como el presidente Andrés Manuel López Obrador retó a sus adversarios a unirse para enfrentarlo en las recientes elecciones federales -y así le fue-, así los está retando hoy de nueva cuenta para que se agrupen y lo corran mediante la Revocación de Mandato en marzo del próximo año. Según el INE ni es seguro aún que se lleve a cabo dicho ejercicio, porque no hay una ley que indique cuándo debe hacerse ni cómo, pero el Presidente, cual perro bravo irracional ya les está ladrando a los opositores: ¡Córranme!, ¡A ver, córranme!, no digiere aún la derrota de la consulta reciente, diciendo que fue un éxito para no reconocer la paliza, y ya está pidiendo a gritos otra.
Lo que ni por su mente ha pasado, es que, si se da la votación para la Revocación de Mandato, a esa sí vamos a ir casi todos los 90 millones de mexicanos que estamos en el padrón, y no precisamente a pedir que se quede, sino que ya se vaya. El galimatías en que convirtió la SCJN la pregunta de la consulta, y la sinrazón de origen al preguntar si se aplica la ley o no, fueron las causas de que sólo 7 de cada 100 mexicanos acudieran el domingo pasado, pero no es lo mismo preguntar una estupidez que a casi nadie convocó, a preguntar con claridad si queremos que termine el gobierno destructivo de AMLO, o si queremos que continúe, a esa consulta sí me voy a levantar temprano para hacer cola y votar.
Claro, alguien tendrá que poner cámaras de video para grabar a los mapaches, antes priistas y ahora morenistas, para que no hagan de las suyas en cada casilla, como lo intentaron en Orizaba y sólo Dios sabe en cuántos lugares más, de ahí se supo por el video que se volvió viral en las RS, pero de seguro embarazaron urnas en todas partes donde no fue la gente a votar. Bueno, hasta para solicitar la consulta votaron más de 5 mil muertos, igualito que antes, aunque se enoje el Presidente, aquí no ha habido ningún cambio, aquí todo sigue igual. Quizás el único cambio va a ser ése, la Revocación de Mandato, cambio que aprovecharemos los mexicanos para mandar a AMLO a su casa. #AceptemosElReto, #RevocaciónDeMandatoSÍ.
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