Amigos, novios o free

Por Sergio Antonio Figueroa Garnica

“Por mucho que la humanidad trate de suprimir su sexualidad, siempre será incapaz de hacerlo”.
Jack Nicholson

Amigos lectores, feliz 14 de febrero, fecha que celebramos el amor y la amistad aunque todos los momentos deberían ser de fraterna y demostrativa afectuosidad. Porque la vida es tan corta para vivir enojados y la muerte nos llega cuando menos lo esperamos, así que si tiene amigos y amigas usted tiene un tesoro y como tal cuídelos.

Existen diversas teorías que otorgan a esta fecha el origen del Día de los Enamorados. En los países nórdicos es durante estas fechas cuando se emparejan y aparean los pájaros, de ahí que este periodo se vea como un símbolo de amor.

Ya en la antigua Roma se realizaba la adoración al dios del amor, cuyo nombre griego era Eros y a quien los romanos llamaban Cupido. En esta celebración se pedían los favores del dios a través de regalos u ofrendas para conseguir al enamorado ideal, aunque la versión mexicana conocida entre las mujeres es voltear a San Antonio de cabeza para que llegue el príncipe azul.

El origen de la historia de San Valentín acontece en la Roma del siglo III, época en la que el cristianismo era perseguido. En esta época se prohibía el matrimonio entre los soldados ya que se creía que los hombres solteros rendían más en el campo de batalla que los hombres casados porque no estaban emocionalmente ligados a sus familias, hoy es de todos sabido que quien tiene hijos defenderlos es su principal misión. Dejarles un mundo mejor será prioridad.

En estas circunstancias surge la figura de un sacerdote cristiano que ante tal injusticia decide casar a las parejas bajo el ritual cristiano a escondidas de los ojos romanos. Le atinó, ese padre que los casaba era San Valentín.

Valentín protegía a los enamorados y celebraba bodas secretas en toda la ciudad y es llamado por el emperador Claudio II para conocerle. El sacerdote católico aprovecha aquella visita para hacer propaganda de la religión cristiana y convencer al emperador para que siga los pasos de Jesús Cristo. Aunque en un principio Claudio II se sintió atraído por aquella religión que los mismos romanos perseguían, los soldados y el propio Gobernador de Roma le obligaron a desistir y organizaron una campaña en contra de Valentín. El emperador romano cambió de opinión y ordenó al gobernador de Roma que procesara al sacerdote y le dieran muerte.

La misión de condenar al sacerdote la tuvo que llevar acabo el lugarteniente Asterius. Éste, cuando estuvo delante del sacerdote, se burló de la religión cristiana y quiso poner a prueba a Valentín. Le preguntó si sería capaz de devolver la vista a una de sus hijas que era ciega de nacimiento. El sacerdote aceptó y en nombre del Señor obró el milagro.

El lugarteniente y toda su familia se convirtieron al cristianismo pero no pudieron librar a Valentín de su martirio. San Valentín fue ejecutado un 14 de febrero.

Mientras estuvo encerrado, su carcelero le pidió que diera clases a su hija Julia, a base del estudio, lecciones y horas juntos, Valentín se enamoró de la muchacha. La víspera de su ejecución, envió una nota de despedida a la chica en la que firmó con las palabras "de tu Valentín". De aquí son las cartas de amor que se envían los que se aman.

La historia de San Valentín hubiera quedado ahí si no fuera porque dos siglos más tarde la Iglesia católica la recuperó. Por aquel entonces era tradición entre los adolescentes practicar una curiosa fiesta pagana derivada de los ritos en honor del dios Lupercus, dios de la fertilidad que se celebraba el día 15 de febrero. Era un sorteo mediante el cual cada chico escogía el nombre de una joven que se convertiría en su compañera de diversión durante un año.

La Santa Sede quiso acabar con esta celebración pagana y canonizó a San Valentín como patrón de los enamorados el día que fue ejecutado en un 14 de febrero.

Prepararse para iniciar un noviazgo es todo un proceso de selección de pareja y donde la sociedad ha dejado jugar a los dados puesto que inicia como un juego al estilo “Romeo y Julieta” se inicia una historia de amor o en su caso de martirio pues al principio la sexualidad abarca en los jóvenes un plano de interesante corte hormonal, no lo quiero reducir a un plano meramente biológico pero las estadísticas son contundentes.

En México el inicio de la sexualidad al tener su primera relación sexual por primera vez ha disminuido a la edad de 15 años en las mujeres y en 13 en los hombres, de ahí a que haya más mujeres solteras embarazadas en nuestro estado de Jalisco a pesar de tanta información. Ni la primera ni la última pero cuanta desintegración de familias.

Pero aquí toma una figura entre los jóvenes llamada “Free” una relación abierta sin compromisos de pareja, es como una parodia de amor, quien se enamora, pierde. No es una nueva moda sino una manera diferente de llamar a esta relación de amigos con derecho, amigovios, plan B, ardillez (de ardido), amantes ó infieles o mientras sale algo formal.

Los chicos lo toman como un “faje” eventual y donde la mujer y el hombre se vuelven prostitutos, que se da entre personas de baja autoestima, de gente que se siente sola, gente deprimida y que aceptan oasis de felicidad pero donde se pierde el respeto y se denigra al no tener un compromiso. Los jóvenes tienen muchas tentaciones.

Lo que preocupa es la cultura de no prevención, máxime cuando en nuestra cultura casi todo mundo joven o adulto anda activo sexualmente y los condones son guardados en el baúl del Comusida para no dar tentaciones a los jóvenes y dar paso abierto a la mochez de nuestras autoridades y sobre todo de los padres de familia pues son temas tabúes.

El problema es que los padres de familia creen que sus hijos o hijas son tan inocentes y tan amigables que que esperanzas que anden de calenturientos, ahora cuando todo es más libertinaje y no hay compromisos pero por otro lado la libertad de respetar su cuerpo dependerá de los valores inculcados cuando en esta sociedad lo que se ha hecho es reprimir el aspecto sexual y que sin tener moteles la vida misma se abre paso como el padre Marcel Maciel y el padre Amaro, donde lo más grave es hacerse de la vista gorda ante lo que significa ser conservador chapado y ver que la hormona anda suelta y sin ningún compromiso.

Antes era por miedo que no se hacía ahora todo es permitido.