El domingo 25 de octubre falleció una persona muy querida y admirada en Lagos de Moreno. Se trata de mi tía la Señora María Guadalupe Torres Moreno, quien contaba con 102 años de edad, faltándole tan solo 2 meses para completar los 103 años.
Ella nació el 31 de diciembre de 1917 en Lagos de Moreno, sus padres fueron Abraham Torres Cabrera y Concepción Moreno de Torres, tuvo también 5 hermanos más, en total fueron 6: 3 hombres y 3 mujeres; la mayor de sus hermanas fue Concepción, después siguió Ramón que se entregó a Dios, haciéndose sacerdote Jesuita, después seguía ella María Guadalupe, enseguida Abraham, posteriormente María Aurora y finalmente el más chico fue mi padre que se llamaba Pedro.
Fue la última de su familia en partir al otro mundo, teniendo una larga vida, que solo superó su madre la señora Concepción Moreno de Torres, quien falleció a la edad de 103 años. Ella se casó con el Abogado José de Jesús Pérez Sandi y tuvieron un hijo al que le pusieron el nombre de Adolfo, casándose posteriormente él con la Señora Rosa María Gutiérrez y teniendo 3 hijos: Adolfo, Rosa María y Juan Pablo.
Mi tía, la Señora María Guadalupe Torres Moreno, vivió un tiempo en Lagos de Moreno y posteriormente se fue a vivir a la ciudad de México, donde radicó por varios años, posteriormente se regresó a Lagos de Moreno y se dedicó a cuidar a su hermana Conchita que estaba enferma, cuando su hermana murió ella se quedó a vivir en Lagos, con el tiempo y como ya había quedado viuda, no quiso ser un problema para la familia y decidió irse a vivir al asilo de San Vicente de Paul en Lagos, donde falleció, estando por varios años en este lugar.
En la misa de cuerpo presente, al día siguiente, lunes 26 de octubre, en la Parroquia de Nuestra Señora de la Asunción, a las 4 de la tarde, el sacerdote Gino Vallieri, un padre italiano muy apreciado que vive en Lagos de Moreno y que conocía bien a mi tía, le dedicó en el fervorín unas emotivas palabras de consuelo a la familia, diciendo lo siguiente: “Siempre la muerte de una persona querida deja un gran vacío, un dolor en nuestro corazón y no hay cosas que puedan explicar esto, de verdad ante la muerte de una persona no es suficiente decir qué tenía muchos años, que estaba enferma, que estaba grave, porque siempre un ser querido cuando lo hemos amado deseamos que se quede con nosotros y su muerte nos deja un gran vacío, pero viene la palabra de Dios, las Sagrada Escrituras que nos consuelan, sobre todo en el caso de nuestra querida María de Guadalupe, que murió como los grandes patriarcas de la sagradas escrituras, que vivieron muchos años, y en la Biblia dice que no se murieron, sino que se durmieron en Dios, saciados por los años, y pienso que esta situación le tocó experimentarla a nuestra querida María de Guadalupe, ella se durmió en el Señor, estaba cargada de años, de mucha experiencia y pienso de verdad que fue muy justo para todos los que la conocimos estar con ella y sentir todo lo que en su memoria histórica guardaba, de muchos hechos que había vivido y nos los transmitía.
Son personas como la Sra. María Guadalupe, que tienen un valor muy grande, porque están cargadas de experiencias, ricas de recuerdos y nos ayudan a sentir que ellos han sido las raíces de nuestra vida, nos explican todo el pasado y nos dejan mucho en nuestras vidas, mucho más allá de todo lo material, por ello es de apreciar el gran valor humano que nuestra querida difunta tenía en su figura moral y religiosa, siendo ahora cuando nos damos cuenta, en el momento de su muerte, del gran valor que tenía, con todas sus experiencias y sus ricas vivencias, nuestros seres queridos cuando fallecen descubrimos quiénes eran verdaderamente y los dones, los valores que tenían, no solo materiales, sino principalmente espirituales, más en especial en esta caso, con la Sra. María Guadalupe, que siempre fue una persona muy espiritual, muy apegada a Dios y tuvo especialmente la gracia de vivir todos estos años, siempre con su mente lúcida, viviendo conscientemente todos los años de su vida, siendo realmente este un gran don de Dios y su muerte a pesar de que nos duela por perder un ser querido tan bueno, también de alguna manera nos consuela, porque sabemos que las personas que han vivido intensamente su vida cercanas a Dios Nuestro Señor, ahora se han dormido en Dios, gozando de la dicha en el cielo con él, porque entregaron su vida por los demás, por su familia, y esto es lo que le garantiza a una persona su eternidad con el Creador; nuestra querida María de Guadalupe se encuentra ahora en el cielo, por ello es que aunque la muerte nos quita un ser querido tan apreciado y nos dejará sin su presencia, estamos seguros de verdad que ella sigue con nosotros, sintiendo de alguna forma que sigue en nuestra vida de una manera espiritual, y todos los que la hemos amado, los que sobre todo en esta última etapa de su vida la hemos acompañado, sentimos que no se ha ido de nuestra vida, que se ha quedado en nuestro corazón y aunque la muerte nos quita todo, lo que no nos puede quitar es el cariño, el amor y la admiración que hemos construido con las personas que están a nuestro alrededor, con nuestros familiares y amigos, dándonos cuenta de que es posible seguirla queriendo y el sentimiento que nosotros tenemos por ella es el mismo que ella tiene por nosotros, así que demos gracias a Dios, porque nos concedió a nuestra querida María de Guadalupe por muchos años con plena lucidez, sabiendo ahora que está en un mejor lugar, junto a Dios nuestro Señor.”
Mi tía, la Señora María Guadalupe Torres, fue una persona valiosa, amable e inteligente, que supo como dijo el Padre Gino, ser una buena mujer y entregarse de lleno a su familia y sus amistades.
Gracias por su lectura amigos del Periódico 7 días.
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